Nacía en Luján de Cuyo y se bifurcaba en dos ramales: el Canal Civit, que abastecía la planta potabilizadora Alto Godoy, y el Canal del Oeste, destinado al riego de espacios públicos como el Parque General San Martín, el zoológico, hospitales, la penitenciaría y predios del ejército. Su caudal permanente abasteció a más de 700.000 habitantes de Luján, Godoy Cruz y Capital, funcionando las 24 horas del día. En tiempos coloniales, este curso era conocido como la Acequia del Rey o Jarillar, y ya en el plano de 1802 figuraba como proveedor de agua para los faldeos del piedemonte mendocino.
25 de septiembre de 1723: vecinos del oeste denunciaron ante el Cabildo que usuarios de la acequia de Allaime (al este) desbordaban el Jarillal para apropiarse del agua, afectando sus cultivos. El alcalde Juan de Molina Vasconcelos ordenó confiscar el agua a los infractores, imponiendo multas y arrestos como sanción.
13 de septiembre de 1823: un grupo de vecinos —entre ellos Francisco Moyano, María Francisca Conil y Domingo Godoy— formalizó una acción legal contra individuos que usaban el agua del Jarillal sin autorización. Al no poder continuar el litigio por cuenta propia, otorgaron poder legal a Vicente Marcó para representarlos ante el tribunal correspondiente.
El sistema de acequias mendocino, incluido el canal Jarillal, fue reconocido por la UNESCO en 2019 como Patrimonio Cultural de la Humanidad por su valor histórico, técnico y ambiental. El canal Jarillal fue parte del modelo de oasis agrícola que permitió el desarrollo vitivinícola en Mendoza. #CanalJarillal #AcequiasMendoza #HistoriaHídrica #ConflictosColoniales #PatrimonioUNESCO #12Diciembre #OasisAgrícola #mendozantigua
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