jueves, 11 de diciembre de 2025

La circulación vial no fue un fenómeno natural, sino una construcción social e histórica que se transformó con el tiempo.


No siempre existieron semáforos, normas de tránsito ni automóviles; estos elementos surgieron como respuesta a los avances tecnológicos y a la necesidad de organizar la movilidad y reducir conflictos en la vía pública. Los accidentes de tránsito tampoco fueron constantes en la historia: aparecieron con la expansión del transporte motorizado y se manifestaron de manera distinta en zonas rurales (choques con animales, vuelcos en caminos precarios) y en ciudades (colisiones entre vehículos, atropellos de peatones). La memoria oral de generaciones mayores refleja cómo el tránsito en barrios y pueblos era más simple y menos riesgoso antes de la masificación del automóvil. Con el tiempo, los transeúntes y sus costumbres también cambiaron, coexistiendo hoy múltiples formas de desplazamiento: peatones, ciclistas, motociclistas, automovilistas y transporte público. Reflexionar sobre estas transformaciones permite comparar experiencias locales y globales, analizar propuestas de organismos nacionales e internacionales y orientar conductas hacia una mayor protección de la vida. El primer semáforo eléctrico se instaló en Cleveland, EE.UU., en 1914, y en Buenos Aires en 1930. Según la OMS, los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte en jóvenes de 15 a 29 años. En Argentina, la Ley Nacional de Tránsito (1994) estableció normas unificadas para todo el país, buscando reducir la siniestralidad. #HistoriaDelTránsito #SeguridadVial #ConstrucciónSocial #Semáforos #AccidentesDeTránsito #12Diciembre #mendozantigua 

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