La circulación vial no fue un fenómeno natural, sino una construcción social e histórica que se transformó con el tiempo.

No siempre existieron semáforos, normas de tránsito ni automóviles; estos elementos surgieron como respuesta a los avances tecnológicos y a la necesidad de organizar la movilidad y reducir conflictos en la vía pública. Los accidentes de tránsito tampoco fueron constantes en la historia: aparecieron con la expansión del transporte motorizado y se manifestaron de manera distinta en zonas rurales (choques con animales, vuelcos en caminos precarios) y en ciudades (colisiones entre vehículos, atropellos de peatones). La memoria oral de generaciones mayores refleja cómo el tránsito en barrios y pueblos era más simple y menos riesgoso antes de la masificación del automóvil. Con el tiempo, los transeúntes y sus costumbres también cambiaron, coexistiendo hoy múltiples formas de desplazamiento: peatones, ciclistas, motociclistas, automovilistas y transporte público. Reflexionar sobre estas transformaciones permite comparar experiencias locales y globales, analizar propuestas de organismos nacionales e internacionales y orientar conductas hacia una mayor protección de la vida. El primer semáforo eléctrico se instaló en Cleveland, EE.UU., en 1914, y en Buenos Aires en 1930. Según la OMS, los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte en jóvenes de 15 a 29 años. En Argentina, la Ley Nacional de Tránsito (1994) estableció normas unificadas para todo el país, buscando reducir la siniestralidad. #HistoriaDelTránsito #SeguridadVial #ConstrucciónSocial #Semáforos #AccidentesDeTránsito #12Diciembre #mendozantigua 

El análisis de situaciones cotidianas de tránsito y de accidentes que alcanzaron notoriedad pública permitió observar los diversos factores que intervinieron en la circulación responsable: el humano, el ambiental y el vehicular.

Estos casos pusieron en debate las pautas culturales, las normas vigentes y las responsabilidades compartidas de conductores, pasajeros y peatones. Tomar en cuenta ejemplos reales contribuyó a generar conciencia ciudadana y favoreció la participación crítica en la comunidad, al mostrar cómo las conductas individuales impactaban en la seguridad colectiva. El estudio de estos hechos persiguió un doble propósito: por un lado, preparar a los ciudadanos para evitar riesgos inmediatos, y por otro, formarlos como agentes activos de prevención de accidentes en el corto plazo, fortaleciendo así la cultura vial. Según la OMS, los accidentes de tránsito fueron una de las principales causas de muerte en jóvenes de 15 a 29 años. En Argentina, el Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial registró que más del 90% de los siniestros tuvieron como factor determinante la conducta humana (exceso de velocidad, alcohol, distracción). La educación vial en escuelas y campañas públicas se consolidó como herramienta clave para reducir la siniestralidad. #ConcienciaVial #PrevenciónAccidentes #TránsitoSeguro #ResponsabilidadCiudadana #EducaciónVial #SeguridadComunitaria #mendozantigua