¿Quiénes fueron los primeros mendocinos en cruzar en automóvil la cordillera? Una historia que conmovió al país, hace 90 años.
Hace 90 años, ocho mendocinos aparecieron en las tapas de diarios internacionales al realizar una importante hazaña: cruzar en automóvil la cordillera de los Andes. Fue una empresa difícil la que tuvieron que pasar estos intrépidos hombres.
Alejandro Posca y José Zelaya fueron los que organizaron aquella expedición en el otoño de 1923 y junto a sus 6 compañeros vencieron al coloso americano.
Hoy recordaremos aquella epopeya que marcó un hito en la historia internacional.
Rodando por los Andes
Desde tiempos inmemoriales el cruce de los Andes se hacía en mula; en el siglo XIX el ferrocarril ocupó ese lugar... En los primeros años del ‘30, autos y camiones dejaron sus huellas.
El primer intento de pasar la cordillera en auto data de 1905 cuando el uruguayo Pedro Rusiñol llegó a Mendoza con su Oldsmobile "Tonneau" y realizó el cruce exitosamente pero por las vías del ferrocarril Andino.
En 1914, Johnson Martin fue el primero que hizo la travesía pasando por el estrecho camino utilizado por los arrieros, en un automóvil marca Buick. Éste demostró que era posible cruzar la cordillera sin grandes dificultades.
Desde principios del siglo XX, la industria automotriz avanzó rápidamente y en 1920, millones de automóviles circulaban en todo el mundo.
En Mendoza, los coches hicieron furor y se instalaron varias concesionarias de primeras marcas, como las de John Walker, Salvador Amitrano, Ricardo Ruiz y M. Fioravanti.
Los vehículos iban tímidamente asomándose por las calles mendocinas pero eran pocas las familias que podían acceder a estas confortables máquinas.
Una loca idea
El automóvil apasionó también a muchos mendocinos que se decidieron a competir entre ellos con gran pasión. Fueron los primeros “fierreros”.
Hasta llegados los años 20's ningún cuyano se había animado a realizar un viaje en auto a través de la cordillera.
Hasta que un día dos intrépidos jóvenes, llamados Alejandro Posca y José Zelaya, se reunieron y se propusieron organizar esta empresa. Ambos sabían que no era un juego de niños el desafiar aquellos caminos estrechos y sinuosos, pero era la única oportunidad de demostrar que se podía transitar por ellos.
Hacia la conquista del caminoDurante fines de marzo de 1923, Posca y Zelaya invitaron a participar a varios acompañantes como Mariano Bustos, Ricardo Guilard, Salvador Rodríguez, el italiano Alejandro Scotti, Julito Villanueva y Héctor Decúrgez.
Los preparativos fueron arduos. Se estudiaron cartas topográficas, también se realizaron algunos viajes en tren para poder verificar los inconvenientes a sortear, ya que el camino siempre había sido muy estrecho.
Por este motivo, el equipo se aprovisionó de palas, tablones, picos y otras herramientas que llevarían en sus vehículos para despejar o ensanchar el camino. Todo estaba listo para partir pero una noticia sorprendió a los expedicionarios.
Desde Buenos Aires, otro grupo de automovilistas se preparaban para realizar un viaje por la misma ruta hasta Valparaíso. Esto hizo que Posca y Zelaya salieran de inmediato.
Hacia la gloria
En la madrugada del 29 de marzo, los desafiantes pilotos partieron desde la ciudad de Mendoza en dos automóviles: un Dodge y un Studebaker. Mucho público se reunió para saludarles y desearles suerte en esta gesta.
Al salir tomaron hacia el norte, por el camino que lleva a Villavicencio, que en ese momento era el único para llegar a Uspallata. Con excesiva cautela, los dos autos circularon por una senda que los llevaba hasta la Quebrada del Toro, de muy difícil acceso, y desde allí siguieron a la estancia de Uspallata, lugar en donde acamparon. Así finalizó la primera etapa.
Desde Uspallata, el camino comenzaba a tener muchísimos obstáculos, pero tuvieron una ingeniosa idea que fue la de utilizar el terraplén del ferrocarril Trasandino para poder superarlos. Lentamente el Dodge y el Studebaker comenzaron a transitar por los durmientes de las vías hasta la estación de Zanjón Amarillo y desde allí cruzaron el río Mendoza con el mismo sistema.
Luego llegaron a Punta de Vacas, en donde utilizaron una senda paralela al del ferrocarril, pasaron por Puente de Inca y Las Cuevas a casi 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar. Allí, a diferencia de la hazaña realizada en 1905 por el oriental Rusiñol, pasaron por el túnel internacional -inaugurado en 1910- rumbo a Chile.
Al cruzar casi 5 kilómetros por debajo de la cordillera, llegaron a Juncalillo y desde allí partieron hasta el pueblo de Los Andes. Todo el pueblo de Los Andes salió a las calles para ver pasar a estos intrépidos conductores. Después de un descanso, siguieron hasta San Felipe y atravesaron la cuesta vieja de Chacabuco para llegar a la ciudad de Santiago, el 31 de marzo, en donde fueron recibidos con mucha algarabía por las autoridades y público en general.
Habían realizado la hazaña en 72 horas de viaje. Después de unos días de descanso, Alejandro Posca y José Zelaya, con sus acompañantes, regresaron con los dos automóviles, haciendo el mismo camino pero, esta vez con dirección a Mendoza. Este raid ayudó a que el estado tomara conciencia de la necesidad de construir un camino para automóviles y se inició una nueva forma de viajar.
Carlos Campana - las2campanas@yahoo.com.arAlejandro Posca y José Zelaya fueron los que organizaron aquella expedición en el otoño de 1923 y junto a sus 6 compañeros vencieron al coloso americano.
Hoy recordaremos aquella epopeya que marcó un hito en la historia internacional.
Rodando por los Andes
Desde tiempos inmemoriales el cruce de los Andes se hacía en mula; en el siglo XIX el ferrocarril ocupó ese lugar... En los primeros años del ‘30, autos y camiones dejaron sus huellas.
El primer intento de pasar la cordillera en auto data de 1905 cuando el uruguayo Pedro Rusiñol llegó a Mendoza con su Oldsmobile "Tonneau" y realizó el cruce exitosamente pero por las vías del ferrocarril Andino.
En 1914, Johnson Martin fue el primero que hizo la travesía pasando por el estrecho camino utilizado por los arrieros, en un automóvil marca Buick. Éste demostró que era posible cruzar la cordillera sin grandes dificultades.
Desde principios del siglo XX, la industria automotriz avanzó rápidamente y en 1920, millones de automóviles circulaban en todo el mundo.
En Mendoza, los coches hicieron furor y se instalaron varias concesionarias de primeras marcas, como las de John Walker, Salvador Amitrano, Ricardo Ruiz y M. Fioravanti.
Los vehículos iban tímidamente asomándose por las calles mendocinas pero eran pocas las familias que podían acceder a estas confortables máquinas.
Una loca idea
El automóvil apasionó también a muchos mendocinos que se decidieron a competir entre ellos con gran pasión. Fueron los primeros “fierreros”.
Hasta llegados los años 20's ningún cuyano se había animado a realizar un viaje en auto a través de la cordillera.
Hasta que un día dos intrépidos jóvenes, llamados Alejandro Posca y José Zelaya, se reunieron y se propusieron organizar esta empresa. Ambos sabían que no era un juego de niños el desafiar aquellos caminos estrechos y sinuosos, pero era la única oportunidad de demostrar que se podía transitar por ellos.
Hacia la conquista del caminoDurante fines de marzo de 1923, Posca y Zelaya invitaron a participar a varios acompañantes como Mariano Bustos, Ricardo Guilard, Salvador Rodríguez, el italiano Alejandro Scotti, Julito Villanueva y Héctor Decúrgez.
Los preparativos fueron arduos. Se estudiaron cartas topográficas, también se realizaron algunos viajes en tren para poder verificar los inconvenientes a sortear, ya que el camino siempre había sido muy estrecho.
Por este motivo, el equipo se aprovisionó de palas, tablones, picos y otras herramientas que llevarían en sus vehículos para despejar o ensanchar el camino. Todo estaba listo para partir pero una noticia sorprendió a los expedicionarios.
Desde Buenos Aires, otro grupo de automovilistas se preparaban para realizar un viaje por la misma ruta hasta Valparaíso. Esto hizo que Posca y Zelaya salieran de inmediato.
Hacia la gloria
En la madrugada del 29 de marzo, los desafiantes pilotos partieron desde la ciudad de Mendoza en dos automóviles: un Dodge y un Studebaker. Mucho público se reunió para saludarles y desearles suerte en esta gesta.
Al salir tomaron hacia el norte, por el camino que lleva a Villavicencio, que en ese momento era el único para llegar a Uspallata. Con excesiva cautela, los dos autos circularon por una senda que los llevaba hasta la Quebrada del Toro, de muy difícil acceso, y desde allí siguieron a la estancia de Uspallata, lugar en donde acamparon. Así finalizó la primera etapa.
Desde Uspallata, el camino comenzaba a tener muchísimos obstáculos, pero tuvieron una ingeniosa idea que fue la de utilizar el terraplén del ferrocarril Trasandino para poder superarlos. Lentamente el Dodge y el Studebaker comenzaron a transitar por los durmientes de las vías hasta la estación de Zanjón Amarillo y desde allí cruzaron el río Mendoza con el mismo sistema.
Luego llegaron a Punta de Vacas, en donde utilizaron una senda paralela al del ferrocarril, pasaron por Puente de Inca y Las Cuevas a casi 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar. Allí, a diferencia de la hazaña realizada en 1905 por el oriental Rusiñol, pasaron por el túnel internacional -inaugurado en 1910- rumbo a Chile.
Al cruzar casi 5 kilómetros por debajo de la cordillera, llegaron a Juncalillo y desde allí partieron hasta el pueblo de Los Andes. Todo el pueblo de Los Andes salió a las calles para ver pasar a estos intrépidos conductores. Después de un descanso, siguieron hasta San Felipe y atravesaron la cuesta vieja de Chacabuco para llegar a la ciudad de Santiago, el 31 de marzo, en donde fueron recibidos con mucha algarabía por las autoridades y público en general.
Habían realizado la hazaña en 72 horas de viaje. Después de unos días de descanso, Alejandro Posca y José Zelaya, con sus acompañantes, regresaron con los dos automóviles, haciendo el mismo camino pero, esta vez con dirección a Mendoza. Este raid ayudó a que el estado tomara conciencia de la necesidad de construir un camino para automóviles y se inició una nueva forma de viajar.
fuente: http://www.losandes.com.ar/notas/2013/4/14/vencedores-andes-708081.asp