domingo, 2 de octubre de 2016

Las tierras donadas a San Martín El departamento que hoy lleva su nombre fue, en principio, su lugar de descanso. Sin embargo, al regresar de la campaña, el Gran Capitán poco pudo disfrutar de su chacra mendocina.

Doscientos años atrás, el entonces jefe del Ejército de los Andes José de San Martín, solicitó al gobierno de las Provincias de Cuyo unas 200 cuadras de terreno para que, al finalizar la campaña militar, pudiera retirarse a la vida civil como un simple agricultor.
Pero, por motivos políticos, ese sueño quedó trunco. A pesar de todo, esos terrenos se transformaron después de muchos años en el actual departamento de San Martín.
El Estado for sale
Ante la crítica situación militar, política y económica que vivía el territorio de Cuyo después de octubre de 1814, el gobernador intendente coronel José de San Martín decidió buscar recursos del Estado para estabilizar las arcas fiscales.
Durante una reunión con  sus asesores y miembros del Cabildo, se determinó la venta de tierras del gobierno a particulares como parte de la solución.
El Estado poseía gran cantidad de terrenos en el Norte y Este del territorio, muchos de ellos heredados de los Jesuitas,  luego de su expulsión a fines del siglo XVIII.  
Por aquel tiempo, en la localidad denominada Barriales, se concretaron tareas para llevar agua y ejecutar las mensuras correspondientes.
En marzo de 1816, José Herrera realizó la obra de la acequia que debía regar esos terrenos. A un buen precio, el Estado pudo vender parcelas a vecinos de la ciudad en la mencionada localidad. Así, recaudó una importante suma de pesos.
Terrenos para todos
A principios de octubre de 1816,  el General San Martín solicitó al gobierno de Mendoza (a cargo entonces del coronel  Toribio de Luzuriaga) 50 cuadras de tierra en ese lugar.
El gobernador Luzuriaga le otorgó  lo solicitado y le agregó unas  200 cuadras más para su hija, Mercedes Tomasa. El Padre de la Patria agradeció este gesto, pero propuso que esas 200 cuadras fuesen donadas a los militares de su ejército que más se distinguieran en la campaña que se ejecutaría a principios de enero de 1817.
Ante esta iniciativa de San Martín, Luzuriaga dictaminó que se le agregaran unas 200 cuadras más para premiar a los  que se destacaran en la misma.
Los nombres de la victoria
Al finalizar la Campaña Liberadora, quienes se destacaron en ella fueron recompensados con tierras. Entre los agraciados, se encontraban los sargentos Bernardo Barrueta, Blas Donoso, Antonio Puebla, Marcos Morales, el coronel Pedro Regalado de la Plaza, el general Enrique Martínez, el coronel Francisco Guerrero y el general Juan Gregorio de Las Heras.
Años después, el general Tomás Guido fue agraciado con cincuenta cuadras de tierra en la flamante “Villa Nueva de San Martín”.
La Villa Nueva
En 1823, el General San Martín regresó a Mendoza después de un largo y penoso viaje que emprendió desde Perú, pasando por Chile.
Aquí, se estableció en su chacra de “Barriales” por unos meses. 
Mientras tanto, el gobernador Molina ordenó a los señores Pedro y Agustín Moyano levantar un plano con trazado de manzanas y cuarteles para la delineación de la plaza y capilla. 
Los vecinos de esta Villa Nueva solicitaron al gobernador denominarla con el nombre de San Martín. A principios de junio de ese mismo año quedó establecida la villa y el nombre.
El sueño de una chacra
En aquel tiempo, nuestro país estaba sumido en plena crisis política. El Libertador sufrió duros ataques y humillaciones por parte de sus enemigos, lo que determinó su partida hacia Europa, dejando su chacra al cuidado de su amigo Pedro Advíncula Moyano.
La chacra funcionó como criadero de caballos llamados “braceadores”, que San Martín había traído desde Chile. Debido a la escasa productividad de las tierras, Moyano insistió en vender la chacra, pero San Martín siempre rechazó la propuesta de su administrador, quizá con la esperanza de algún día regresar a nuestra provincia. Pero eso nunca sucedió.
El legado del Libertador
En 1871, su hija Mercedes de San Martín y Mariano Balcarce decidieron vender aquella hacienda. Previo a ello, se inventarió y tasó todo lo que allí había, tarea que estuvo a cargo de Regino Moyano. 
Al año siguiente, el predio se vendió a Saturnino Álvarez. La finca, con sus plantaciones de álamos, sauces y frutales, fue adjudicada posteriormente a su hija en 1882. 
Con el transcurrir de las décadas, la chacra fue pasando a diferentes dueños, hasta que finalmente, en una parte de estas tierras, Ricardo Palencia construyó una casa abovedada muy similar a la antigua erigida por San Martín, lo que se conoce hoy  como las Bóvedas.
Ésta  fue donada al municipio de ese departamento en 1970, por la firma Echesortu y Casas, con destino a Museo.  
Cinco años después fue declarada lugar histórico.

Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/las-tierras-donadas-a-san-martin

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