Nacida con el nombre de Sophie Friederike Auguste von Anhalt Zerbst, por ser hija de un príncipe prusiano y descendiente de reyes de Suecia recibió una educación de excepción. El rey Federico II de Prusia quería fortalecer su relación con el Imperio Ruso y ofreció a Sofía como posible esposa para el joven príncipe Karl Peter Ulrich, su tía, la zarina Isabel I de Rusia, estaba fascinada con el nivel intelectual de Sophie y aprobó el matrimonio que se celebró en 1745. La ahora princesa Sophie hacía grandes esfuerzos por agradar tanto a la nobleza como al pueblo ruso, dominó el idioma en tiempo record, aprendió su historia, su cultura, sus tradiciones y aceptó convertirse a la Iglesia ortodoxa rusa tomando el nombre de Catalina Alekséyevna. La inmadurez del joven conde y una aparente impotencia impidieron que el matrimonio funcionara, la propia Catalina confesó que tardaron 8 años en consumar la unión y que su hijo Pablo era en realidad fruto de una relación con un amante llamado Serguéi Saltykov . Para cuando muere Isabel I y el conde se transforma en el zar Pedro III, el matrimonio era solo una fachada y ambos contaban sus amantes por decenas. Uno de los amantes de Catalina, Grigori Orlov, líder de la guardia imperial, en un osado acto depone al zar y proclama a su amante como la nueva gobernante de Rusia. El golpe de estado casi pasó desapercibido, la sociedad no parecía extrañar a Pedro III que retirado en un palacio de Ropsha solo se preocupaba por sus provisiones de vino y tabaco. La inicial reticencia de la nobleza fue desapareciendo cuando Catalina II comenzó a reinar, sus primeras medidas favorecieron aún mas a la aristocracia, creó un cuerpo legislativo para redactar, mejorar y poner en práctica sus decretos, amplió los dominios del imperio anexando Polonia, Crimea, Ucrania, Bielorrusia, Lituania, Letonia y la zona del Mar Negro que ganó en duras guerras contra el Imperio Otomano. Fue la impulsora de la europeización del Imperio, fomentó las artes, la creación de museos, la industrialización y la modernización de las técnicas agrícolas. La concentración de poder la fue cegando, sus caprichos eran ley, ya convertida en una déspota, aplastó todo intento de rebelión o disenso y fue implacable con los judíos que residían en la conquistada Polonia a los que obligó a migrar fuera de sus dominios. Durante los últimos años de su vida tuvo que enfrentar las consecuencias de la Revolución Francesa y los pedidos de cambio y democratización, movimiento que fue literalmente aplastado con mano dura. El 17 de noviembre de 1796, murió mientras tomaba un baño de lo que se cree fue un derrame cerebral, fue sepultada en San Petersburgo con los mas altos honores de estado.
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