:"Fotos cortesía del Dr. Hugo R. Sochi, de la colección
privada de la Sra. Delia S. Neumann, esposa del Matrosenobergefreiter Gustav
Neumann, 3ª División del Admiral Graf
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
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sábado, 14 de septiembre de 2013
viernes, 13 de septiembre de 2013
Primer vuelo del helicóptero (14 de Setiembre de 1939)
Esta es unas fotografía de Igor Sikorsky a los mandos de su VS_300 Helicopter. Fue un día como hoy 14 de septiembre de 1939 año que Sikorsky hizo este histórico primer vuelo de helicóptero.
Fuente: Old Picture of the day
jueves, 12 de septiembre de 2013
Epidemia de Cólera en Mendoza. Mueren 4000 personas (año 1886)
El primer
caso de cólera en Mendoza se produce el 8 de diciembre de 1886. La víctima es
una mujer de condición humilde, que vivía
en El Plumerillo en la finca del Doctor Manuel Saenz; a
las pocas horas la mujer fallecía. La
alarma cunde en la población.
No escaseaban
las provisiones, sin embargo al estallar el primer caso en la ciudad de Buenos
Aires, durante el mes de noviembre y ante la amenaza de una rápida propagación,
el Gobernador Rufino Ortega convoca al cuerpo médico de la provincia, determinándose
la necesidad de provocar un aislamiento total de la provincia, aislándola en
sus comunicaciones con el resto del
país.
El 22 de
Noviembre se crea el Consejo Provincial de Higiene que integraban los doctores
, Josué Berutti (protomédico), José A Salas y Ventura Gallegos. Al día
siguiente se instala en Desaguadero un lazareto para cuarentena de los
pasajeros ferroviarios que llegasen atacados por el mal. Se tiene un riguroso
control sanitario en forma de barrera, impidiéndose el ingreso de tren alguno a
la provincia. La provincia de San Luis
establece medidas similares en Pedernera, con lo que se obliga a retroceder a
los trenes. Inclusive se dispone que la
correspondencia postal sea sometida a una prolija desinfección antes de ser
distribuida.
Lo que pudo
faltar en todo caso, fue decisión para mantener, contra toda presión, esas
medidas preventivas. El Gobierno nacional consideró violatoria a la libertad de
transitar la medida adoptada respecto a los ferrocarriles y desautorizó el funcionamiento del lazareto. Las fuerza de
seguridad recibieron instrucciones de garantizar esa resolución.
Las
consecuencias no demoran, a la primera víctima siguen otras: entre el 9 y 10 de
diciembre de 1886, cinco soldados son atacados por la peste, quedando aislados
en un lazareto instalado en El Borbollón.
Aumenta la alarma y la población comienza a huir.
Sed viva e
insaciable, fuertes evacuaciones, vómitos, pulso acelerado o presión del pecho,
respiración penosa, son los síntomas más evidentes. Luego, la voz se debilita,
se padece vértigo, dolor de cabeza, zumbidos de oído, hipo, calambres
dolorosos, adelgazamiento, el pulso se torna imperceptible.
Las
poblaciones más afectadas son la Capital y San Vicente, los médicos no dan
abasto, ni siquiera con la llegada de refuerzo desde Buenos Aires. Setecientas
treinta y ocho personas mueren entre el 8 y el 31 de Diciembre de 1886; el día
15 el personal municipal deja de prestar
servicios por la cantidad de afectados que padece en sus propias filas.
Se reparten
medicamentos gratuitamente entre los afectados, se organizan comisiones
vecinales. En los templos de San Nicolás y San Francisco se reza. La epidemia
se extiende a Las Heras, Lujan, Maipú y
San Martín. Desde el 23 de Diciembre se riegan las calles de la ciudad con agua
encalada para contribuir con el mejoramiento del estado ambiental. Se corta el
suministro de agua en las acequias con
el fin de que el líquido no sea portador de gérmenes; quienes no poseen agua a
domicilio reciben el abastecimiento de un reparto diario. Se recomienda ingerir
el líquido previamente hervido y
enfriado. Se requisan los baldes existentes en la ciudad, repartiéndose el excedente entre los vecinos
que carecen de ellos. La municipalidad recibe 300 toneladas de cal viva para
encalar las acequias.
De los 25
médicos que integran el operativo total, solamente 6 atienden en Capital y 5 se
reparten entre los departamentos. Se calcula en 500 los enfermos de gravedad y
surgen disputas en el cuerpo médico ante los casos de inasistencias diarias.
El espectáculo
que ofrecía Mendoza era sobrecogedor; mueren los animales domésticos por falta
de agua, se secan la huertas domiciliarias, languidecen los cultivos de
estación. El ayuno es la forma más
ensayada para evitar la contaminación, apenas se ingerían alimentos. En las
calle no había más tránsito que el de los auxilios y el pesado trajinar de las
carreteras de cuatro ruedas que transportaban los cadáveres como montones de
leña; los internados en la Penitenciaría hacían de sepultureros, se denunciaban
casos de enfermos que eran recogidos en agonía y enterrados aún con vida. Se llegaron
a registrar más de cien casos fatales por día.
En esas condiciones
de llega al año nuevo, la epidemia comienza a perder fuerza en la provincia. El
1 de febrero de 1887 se produce el último caso; la víctima es un preceptor de la escuela número 4, Juan Gómez. Agustín Alvarez asegura que en la provincia
se produjeron 4000 muertes como consecuencia de la epidemia de cólera.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
La verdadera historia del festejo del Día del Maestro. La odisea de las maestras yanquis.
Hoy se celebra el Día del Maestro en memoria de Faustino Valentín Sarmiento -presidente, embajador, ministro, gobernador, senador, escritor, periodista y soldado, pero por sobre todo, maestro- muerto en Paraguay el 11 de septiembre de 1888, a los 77 años.
No, no es un error, sino su verdadero nombre: Domingo fue el apodo con que lo llamó su madre, Paula Albarracín, devota de Santo Domingo, pero no es el que figura en sus papeles de identidad.
El error, en todo caso, está en creer que el Día del Maestro es un homenaje argentino a él y sus docentes, cuando en realidad es una conmemoración de toda América a dos hombres: Sarmiento y Horace Mann, el gran pedagogo norteamericano.
Ambos fueron reconocidos por sus trayectorias en educación por la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, realizada en Panamá, en 1943; y desde entonces, el 11 de septiembre fue instituido como Día del Maestro en toda América, para conmemorar sus vidas y sus obras, explica Ana María Bertolini en una excelente nota para la agencia Télam.
Semblanzas sobre una personalidad tan rica y polifacética como la de Sarmiento se han escrito a montones, a favor y en contra, pero curiosamente poco se ha dicho sobre lo que hoy, en el Día del Maestro, es lo central, y que a no dudar es también su más preciada obra: el normalismo, es decir, formar docentes para una escuela pública, laica, mixta, gratuita y obligatoria.
Este “disparate grande y sublime”, como él lo llamó, comenzó en 1845 cuando, exiliado en Chile, fue enviado por el ministro de Instrucción Pública y luego presidente, Manuel Montt, a Europa y Estados Unidos, para estudiar durante dos años en esos escenarios nuevos métodos de enseñanza.
Al respecto, cabe decir que a instancias de Montt, Sarmiento ya había fundado en 1842 la primera Escuela Normal de Maestros de América latina, cuyo semillero de docentes posibilitó en seis años la apertura de 72 nuevas escuelas en Chile.
En Estados Unidos constató el modo en que Horace Mann formaba a las maestras y lo impresionó particularmente la Escuela Normal de Newton Eats, cerca de Boston, de donde sacó el modelo que aplicó más tarde en Chile y la Argentina.
Para formar al normalismo argentino soñó con traer al país unas 1.000 maestras extranjeras, pero sólo logró que vinieran algunas. Sarmiento asumió la Presidencia en 1868 y entre 1869 y 1898 llegaron en total al país 65 docentes, 61 de ellos mujeres.
Venidas desde Nueva York, Virginia, Maryland, Pennsylvania, Ohio y Nueva Inglaterra, habían sido atraídas por la convocatoria que Mary Mann, la mujer de Horace, difundió por la prensa: se les ofrecía un contrato por tres años, que corrían desde el embarco.
Una vez llegadas, eran enviadas unos meses a Paraná, donde Sarmiento había creado en 1870 la primera Escuela Normal del país, para que se ambientaran y pudieran perfeccionar allí su español, tras lo cual, iban siendo destinadas a otras provincias.
El primer censo nacional de 1869 -también obra de Sarmiento- había dejado al descubierto un país de grandes extensiones deshabitadas o en poder de los indios, y un índice de analfabetos del 71%, que había que revertir rápidamente. Y para eso, había que traer de afuera maestras que formaran a maestras.
Pero, si para el revisionismo traer a las docentes norteamericanas constituyó otra prueba del supuesto afán extranjerizante y antinacional de Sarmiento -y no, como fue, una necesidad, ante la ausencia de maestras nacionales preparadas- para la Iglesia de aquellos tiempos fue decididamente una herejía.
Si en Paraná, Corrientes y Rosario, las habían recibido con afecto y entusiasmo, en las sociedades más conservadoras fue muy distinto.
La mayor parte eran protestantes y en algunas ciudades como Catamarca y Córdoba tuvieron que lidiar contra los prejuicios de quienes no querían mandar a sus hijos a educarse con herejes, actitud que estaba avalada por obispos y sacerdotes.
En algún momento Fray Mamerto Esquiú tuvo que intervenir para serenar los ánimos de un obispo, diciéndole que "no son católicas, pero por lo menos tampoco son ateas".
Por aquellos tiempos las escuelas eran confesionales y si bien en Buenos Aires las de varones dependían del municipio, las muy pocas de mujeres que había, eran manejadas por la Sociedad de Beneficencia, que recibía fondos públicos para dictar educación católica.
Esto enfadaba a Sarmiento, quien en 1839, a sus 28 años, no sólo había creado en San Juan el Colegio de Señoritas -donde impuso el uniforme igualitario- sino que había señalado el absurdo de que en su provincia sólo existieran escuelas para varones."¿Una madre sin instrucción podrá inspirar a sus hijos el deseo de instruirse?", se preguntaba, bregando por la educación femenina.
En cambio, desde 1836 Estados Unidos gozaba de los beneficios de la instrucción pública, gratuita, mixta y laica, gracias a una ley propiciada por Horace Mann y que Sarmiento aplicó, de un modo u otro, mucho más tarde, en la Argentina y Chile.
Tanto más tarde, que debió llegar a la Presidencia para poder instrumentar algunos de los cambios deseados: elevar de 30.000 a 100.000 alumnos la población escolar; crear las primeras escuelas normales, el Colegio Militar (1870), la Escuela Naval (1872), el Observatorio Astronómico (1872), la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (1870) y alrededor de ochocientas escuelas primarias.
También hubo de esperar hasta 1884 para ver definitivamente sancionada, a sus 73 años, la ley 1420 de educación común mixta, laica, gratuita y obligatoria.
Aquellas maestras que vinieron al país forjaron las bases del sistema educativo argentino e introdujeron "novedades" tales como el desarrollo artístico, la gimnasia, el trabajo manual, el sentido de la responsabilidad y los deberes escritos.
A la par, desalentaron el aprendizaje de memoria y contribuyeron a jerarquizar el rol docente, abriéndoles a las mujeres argentinas las puertas de una nueva profesión.
Pero no les fue fácil: 5 murieron en los primeros años de fiebre amarilla o cólera; 16 regresaron a su país cuando terminaron su primer contrato; 36 enseñaron durante 13 años y se fueron porque no les pagaban el sueldo; y 20 se radicaron y murieron aquí.
Mary Elizabeth Gorman, de 25 años, fue la primera en arribar al país. Su destino era San Juan, pero no quiso ir, porque en 1869 era una provincia beligerante y atrasada, a la que se llegaba tras diez días de diligencia y bajo el azote de los malones.
Las tres maestras que más se destacaron fueron Clara Armstrong que trabajó en Paraná, Catamarca, San Juan, San Nicolás, La Plata y Buenos Aires; Mary Olstine Graham (Paraná, San Juan, La Plata); y Sara Chamberlain de Eccleston (Mendoza, Paraná, Buenos Aires, Concepción del Uruguay).
Entre los hombres, George Albert Stearns, egresado de la Universidad de Harvard, sumó a su tarea de director de la Escuela Normal Nº1 de Paraná, la de inculcar a sus alumnos su ideario en materia de organización, objetivos, disciplina, espíritu de investigación y civismo, todo esto, en medio de la guerra civil y de la muerte prematura de su mujer, Julie, también docente.
Hacia 1900 la fase inicial estuvo concluida y los docentes argentinos pudieron hacerse cargo íntegramente de la tarea, convencidos, gracias a (Domingo) Faustino Valentín Sarmiento de que un buen sistema de educación pública constituye el mejor recurso para la inclusión social.
11-S Desde el Espacio.
El astronauta Frank Culbertson, el único estadounidense ausente de la Tierra durante los atentados de 2001, captó con su cámara la humareda del derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York, en unas fotos y vídeo divulgados hoy por la National Aeronautics and Space Administration (NASA).
La mañana de los ataques, el 11 de septiembre de 2001, Culbertson se encontraba a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS, en inglés) junto con dos astronautas rusos y a 250 kilómetros de distancia cuando, según recuerda, vio la bola de humo que subía desde la zona de Manhattan.
Al enterarse de lo que estaba ocurriendo, porque se lo comunicaron sus superiores, Culbertson comenzó a documentar los ataques en fotografías porque la ISS sobrevolaba en esos momentos el área de Nueva York.
"Cuando la vi por la ventana, tomamos el vídeo justo cuando colapsaba la segunda torre. No sabía que ocurría exactamente, pero supe que era algo verdaderamente malo porque había una gran nube de escombros que cubría Manhattan", señaló Culbertson, según un comunicado divulgado por la agencia espacial estadounidense.
"Allí fue cuando verdaderamente se volvió algo doloroso porque fue como ver una herida en el costado de tu país", agregó Culbertson, entrevistado por la NASA con motivo de la conmemoración del décimo aniversario del 11-S.
En una carta que publicó al día siguiente de los ataques terroristas, Culbertson señaló: "el mundo cambió hoy. Lo que haga o diga es poco en comparación con la trascendencia de lo que ocurrió a nuestro país al ser atacado".
"Es horrible ver el (sic) humo que emanaba de las heridas hechas a tu país desde semejante perspectiva. La dicotomía de estar en una nave espacial dedicada a mejorar la vida en la Tierra y ver cómo esa vida es destruida mediante unos actos terribles y deliberados sacude la psique, no importa quién eres", enfatizó Culbertson.
"Las lágrimas no fluyen de la misma manera en el espacio. Es difícil describir lo que siente; era el único estadounidense fuera del planeta en un momento como este" y sin poder consolar a sus seres queridos, dijo Culberton, de 62 años y jubilado de la NASA desde 2002.
Para Culbertson, los ataques suscitaron una reacción visceral y "abrumadora" al enterarse de que un amigo y colega suyo de sus tiempos en la Academia Naval de EEUU, Charles Burlingame, fue el piloto que falleció cuando el vuelo 77 de American Airlines se estrelló contra el Pentágono.
martes, 10 de septiembre de 2013
Isla del lago del Parque General San Martín. (año 1939) Mendoza
ver en la foto los bañistas en el lago y las mesas colocadas para que puedan pasar un día agradable. Foto tomada desde las terrazas del edificio de Playas Serranas, actualmente funciona el museo Cornelio Moyano
domingo, 8 de septiembre de 2013
sábado, 7 de septiembre de 2013
Sexo, vino y religión.
Las fiestas paganas de la antigüedad clásica tienen un origen religioso y popular, entre las que destacan las honras a Baco. Las mujeres debían "pagar" con sexo, de buena gana y con su mejor sonrisa, cierta intimidad antes, durante o después de que el dios del vino las aceptara.
Si las mujeres querían festejar a Baco debían demostrar que el sexo estaba entre sus prioridades.
"Baño, vino y Venus desgastan el cuerpo pero son la verdadera vida", rezaba un antiguo proverbio griego. Y desde entonces las cosas no han cambiado mucho.
Las fiestas paganas de la antigüedad clásica, donde las representaciones teatrales, la música y la danza eran protagonistas, tuvieron un origen religioso y popular.
No se trataba de una religiosidad solemne: nacía de la necesidad de encontrarse de los pobladores de las dispersas ciudades del mediterráneo occidental. Eran reuniones en las que lo más importante era comer, beber, bailar y divertirse.
El dios más popular era Baco para los romanos -Dionisio para los griegos-; existía una bien argumentada "ideología báquica" que simbolizaba y glofiricaba todo esto, es decir, el sentido profundo de la fiesta. No tenía un culto especial ni se le pedían favores como a los otros dioses.
Baco, conocido como el dios del vino, del placer y de la sociabilidad, era más bien una leyenda que servía para todo. Su invocación no necesitaba justificaciones: era la encarnación de las buenas cosas de la vida y sólo evocaba ideas agradables. En las representaciones que han llegado hasta nosotros siempre se lo ve acompañado por un séquito de personas convenientemente ebrias, que hacen gala de su alegría tañendo instrumentos musicales y danzando.
Dios benévolo si los hay, Baco aparece rodeado de jóvenes doncellas tan ligeras de ropas como su esposa Ariadna. Lo curioso, es que estas señoritas -que más tarde se conocerían con el nombre de "bacantes"-, de doncellas no tenían nada porque debían aceptar de buena gana y con su mejor sonrisa, cierta intimidad sexual antes, durante o después de las fiestas báquicas con los hombres que celebraban confiadamente a Baco.
Esta suerte de "derecho de piso" era obligatorio pues las cofradías en torno de las cuales se reunían los señores para celebrar sus banquetes estaban terminantemente prohibidas para las mujeres. Si ellas querían festejar al dios de las buenas cosas de la vida, debían demostrar que estaban de acuerdo en que por lo menos una, el sexo, estaba entre sus prioridades. De ahí, que "bacanal" y orgía todavía hoy sean sinónimos.
viernes, 6 de septiembre de 2013
Debajo de la falda. extrañas prendas íntimas.
Ni la excomunión, la prohibición o la condena masculinas evitaron que las mujeres usaran extrañas prendas íntimas.
Ponerse el vestido era una verdadera operación que requería de gran asistencia.
Nada más arbitrario, incómodo y hasta irracional que las numerosísimas y diversas prendas inventadas para vestir a las mujeres a lo largo de la historia.
Entre las piezas que califican como verdaderos artefactos destacan los miriñaques, una elaborada suerte de armazón de madera y tela, cintas y alambres que se usó durante varios siglos debajo de las sayas, o sea, de las faldas, con diferentes matices estructurales y de tamaños según pasaban las décadas.
Los miriñaques eran una compleja y aparatosa modificación de aquellas tremendas faldas que las mujeres habían lucido antes. Se cree que estos voluminosos trajes se crearon y confeccionaron en la ciudad española de Valladolid a fines del siglo XV.
Su inmediato antecesor se llamaba verdugado que era una falda con forma de campana guarnecida de arriba abajo con unos ribetes que, por ser redondos como los verdugos de los árboles, o por el color verde que estaba de moda, le dieron nombre a la prenda.
Nótese las varillas con que se lo acercan a la dama y las sogas de las que se sostiene la asistente para ajustarlo debido al diámetro del miriñaque.
También, en un alarde de pobreza metafórica, se los llamó caderas por lo mucho que abultaban, justamente, en las caderas femeninas. O tontillo, como imagen de algo redondo, tierno y vacío.
Por la semejanza con las canastas en las que se criaban los pollos, se denominópollera a esta infaltable pieza, nombre que se conserva hasta hoy.
Más tarde se les dio el nombre de guardainfantes porque se supone que la estructura protegía el vientre de las embarazadas y al futuro niño de posibles golpes. Pero esto entrañaba un contrasentido puesto que el peso de estas ropas era tal que eran la causa de numerosos abortos.
De España, el verdugado pasó a Francia donde las mujeres lo adoptaron y se propagó rápidamente, lo pusieron de moda a la francesa, los modificaron un poco y los llamaron vertugadins. Más tarde, el imaginario popular los denominaríapaniers, por su parecido con las famosas canastas polleras.
La moda del miriñaque, con sus diversos estilos, fue duraamente criticada y condenada, pero las coquetas mujeres no hacían caso del severo castigo como el que prometía el obispo Hernando de Talavera: “So pena de excomunión no trajesen las mujeres cierto traje deshonesto, ni grandes ni pequeñas, casadas ni doncellas, hiciesen verdugos de nuevo ni trajes en aquella demasía que ahora usan de caderas, y a los sastres que no le hiciesen dende adelante, so esa misma pena”.
El mismo Francisco de Quevedo escribió, satirizando a los miriñaques y a las mujeres que los usaban un ácido, según su costumbre, soneto: “Si eres campana, ¿dónde está tu badajo?/ Si pirámide andante, vete a Egipto. (…)/ Eres el cucurucho y el delito./ Si eres mujer, da esas faldas al demonio”.
No hubo caso: ni excomuniones ni sátiras ni inclusive una prohibición real dictada y firmada por el mismísimo Felipe V que lograra que las mujeres abandonaran el miriñaque en sus numerosos estilos, tamaños y curvas.
Incluso toda una época, el Segundo Imperio francés se llamó, irónicamente, “el imperio del miriñaque”. El período entre 1852 y 1870 reinó en Francia la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, llamada la “emperatriz de la moda”; ella impuso el bolero y la mantilla y dio su nombre a un cierto color violeta.
Fue un periodo de grandes transformaciones económicas y de grandes progresos industriales. La moda integró esos procesos con vestidos compuestos por grandes faldas y cuerpos intercambiables, escotados para la noche, de cuello cerrado y mangas largas para el día.
La modernización de la producción textil y la aparición de nuevos tintes transformaron las telas y enriquecieron su paleta de colores, mientras que la mecanización permitió la diversificación y una extensa utilización de encajes y pasamanería que hasta entonces eran hechos solamente a mano.
Fue también la época en que aparecieron las grandes tiendas y nació lo que después se llamaría alta costura, con modistas como Worth, que vistió a la emperatriz Eugenia.
Los vestidos de baile eran los más preciados y gigantescos, un verdadero despliegue de sedas, encajes, volantes y accesorios preciosos, puesto que los bailes marcaban todas las celebraciones y los acontecimientos políticos y la vestimenta de las mujeres era el símbolo del poder y la riqueza de sus maridos.
Joyas, chales de cachemira, mantillas de encaje de bolillos de Alençon, abanicos adornados con piedras preciosas convertían a las mujeres encerradas en los miriñaques en una verdadera maquinaria de guerra ambulante.
La prenda, considerada un “básico”, fue usada durante casi trescientos años y fue uno de los primeros intentos de las damas para modificar su silueta frente ante el espejo. Y ante los ojos de los demás.
Patricia Rodón
jueves, 5 de septiembre de 2013
Fotos con Historia. Una valiente - Dorothy Counts, La primera Estudiante Negra en EEUU 5 de Setiembre de 1957
Dorothy Counts la primera estudiante negra en entrar al instituto Harry Harding High School, en Charlotte, Caroline del Norte, EE.UU, hasta ese día únicamente para blancos. Esta acción desafió la segregación, la práctica de mantener a las personas separadas de acuerdo a su raza.
La foto la realizó Douglas Moartin (Associated Press), y recoge el primer día de clase de la chica, entre gritos de “go back where you came from” (regresa al lugar de donde provienes), pero ella siguió su camino... Douglas realizó ese día una serie de fotografías, igual de crueles y humillantes, en las que se pueden observar las mofas y burlas a las que fue sometida por parte de sus compañeros.
La alumna negra que desafió el 5 de septiembre de 1957 al racismo más recalcitrante y extremo de los Estados Unidos, sólo pudo estar en aquel colegio cuatro días porque la humillaron hasta la extenuación. La tiraron piedras, la escupieron y sus propios profesores la ignoraron.
Aquel día Dorothy se despertó muy temprano, no quería llegar tarde a su primer día de clase, a sus 15 años estaba escribiendo una línea en la historia de los Estados Unidos... porque era negra.
Hasta entonces, los estudiantes negros no tenían la oportunidad de acceder a las mejores escuelas, vivían segregados. Dorothy y otros tres chicos, en otras tantas poblaciones del país, tenían aquel día una misma misión, eran los elegidos. Un peso abrumador para sus juveniles espaldas.
El segundo día no fue mucho mejor, aunque dos alumnas se acercaron para tratar de entablar amistad con ella, pero la presión y acoso que sufrieron hizo que desistieran y no volvieran a intentarlo.
El tercer día fue asaltada su taquilla del colegio, el coche de su padre ataquedao y en su casa se empezaron a recibir llamadas amenazadoras.
Finalmente su padre ofreció una rueda de prensa y la sacó de la institución
Cincuenta años después regresó a la escuela y se realizó un acto de desagravio.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
Código de honor del Ejército de los Andes (4 de setiembre de 1816)
"La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene. La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta, cuanto es creada para conservar el orden, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares."
martes, 3 de septiembre de 2013
lunes, 2 de septiembre de 2013
No tengas miedo a viajar sola. American Girl in Italy. (Setiembre de 1952)
En 1951 la joven fotógrafa norteamericana Ruth Orkin volvía de realizar un reportaje en Israel para la revista LIFE cuando decidió hacer una escala en Italia.
En Florencia conoció a la artista de 23 años, norteamericana también, Jinx Allen que se encontraba recorriendo Europa.
Ambas compartieron sus experiencias de viajar solas (y solteras), lo que le dio la idea a Ruth para realizar una serie de fotografías formando un reportaje que llamó No tengas miedo a viajar sola.
Este reportaje fue rechazado por varias editoras hasta que en septiembre de 1952 la serie de fotos fue publicada por la revista Cosmopolitan.
Hoy estas fotografías se agrupan bajo el título American Girl in Italy.
Para todas las fotos:
Autora: Ruth Orkin.
Italia. 1951.
Ruth Orkin. Ruth Orkin y Jinx Allen (ahora conocida como Ninalee Craig)
Esta imagen, en la que aparece Jinx Allen avanzando por una calle florentina rodeada de varones, es una más de la serie y la que se convirtió en la fotografía que le dio fama mundial a Ruth Orkin.
Ninalee Craig (Jinx Allen) con la famosa fotografía hace unos pocos años.
domingo, 1 de septiembre de 2013
sábado, 31 de agosto de 2013
Autódromo Presidente Perón. XI Premio Vendima de Turismo Carretera. Parque General San Martín. ( año 1953) Mendoza
La disputa del XI premio Vendimia realizada como principal complemento de la inauguración del flamante autódromo. El ganador fué Juan Galvez en la categoría Turismo Carretera, Alfredo Pian vencedor en la categoría mecánica Nacional.
Este Autódromo estaba ubicado donde hoy está el Estadio Mundialista Malvinas Argentinas.
viernes, 30 de agosto de 2013
Confitería del Gas
Un gran cambio vivió Buenos Aires a partir de 1856 cuando se incorporó la novedad de la iluminación a gas. Entre los que aprovecharon la ventaja figuró Francisco Roverano. Era el dueño de la Confitería del León, ubicada en la actual Bartolomé Mitre, entre Esmeralda y Suipacha, que atendía junto a sus cuatro jóvenes hijos. Luego se mudaron a la esquina de Suipacha y Rivadavia, enfrente de la recientemente creada Compañia del Gas (la que se ocuparía de la iluminación de Buenos Aires). Don Francisco y sus hijos innovaron con la idea de colocar dos grandes faroles a gas en la puerta. De inmediato se convirtió en la atracción de la zona y se popularizó el nombre Confitería del Gas, que los Roverano adoptaron con claro criterio comercial.
El tipo de iluminación hizo que captaran la mejor clientela de la noche; incluso, han tenido cierto protagonismo en un sonado caso policial: Enrique Ocampo tomó unas copas de más en la Confitería del Gas antes de partir rumbo al fatal destino que le impuso a Felicitas Guerrero.
Los Roverano mantenían una muy cordial competencia con un café situado a una cuadra de distancia, en la misma manzana: el Tortoni, ubicado desde 1858 en la esquina de Rivadavia 801 y Esmeralda, donde ahora se encuentra la plaza Roberto Arlt. En 1880, cuando el Tortoni se instaló enfrente, en Rivadavia 826, los Roverano se mudaron a la esquina que dejaron sus colegas. Volvieron a ser pioneros cuando en 1882 una empresa de electricidad que repesentaba los intereses de Tomás Alva Edison y debía demostrar a las autoridades sus capacidades, colocó lamparitas en la siempre moderna Confitería del Gas.
Célebre por sus masas, que convocaban a las señoras a la hora del té, la confitería de los Roverano (grandes benefactores) mantuvo un lugar de privilegio en las preferencias de los porteños durante décadas. La imagen que vemos (Rivadavia y Esmeralda) es de mayo de 1961, cuando cerró sus cortinas por última vez la Confitería del Gas. En abril de 1964 se demolió el histórico edificio.
jueves, 29 de agosto de 2013
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