domingo, 22 de marzo de 2020

El 22 de marzo de 1978, en San Juan de Puerto Rico, esclavo de su omnipotencia, al caer al vacío moría el mejor trapecista y equilibrista de todos los tiempos Karl Wallenda.

Nació en Magdeburg , Imperio Alemán, el 21 de Enero de 1905, en el seno de una familia de acróbatas liderada por su abuelo Johannes Wallenda, sus padres Engelbert Wallenda y Kunigunde lo comenzaron a incluir en sus actos cuando solo tenía 4 años. Poco a poco Karl fue superando los desafíos, con solo 9 años se subió a la torre de una iglesia y se paró de manos sobre una inestable rosa de los vientos, era su presentación en público. Siendo solo un adolescente se unió a un circo itinerante donde comenzó a dedicarse a caminar por la cuerda floja sin red de contención. Karl literalmente conquistó el mundo y a cuanta mujer se le acercaba, llegó a tener tres relaciones formales paralelas, en 1939 se radicó definitivamente en los EEUU con dos de ellas. Fue batiendo records y desafíos, sobre una cuerda floja cruzó el desfiladero Tallulah Gorge, el río Támesis, el Golden Gate, el Chicago Veterans Stadium y las Cataratas del Niágara. Cuando su familia creció, diseñó su obra cumbre, "La pirámide ensillada de siete personas", consistía en cuatro hombres que caminaban la cuerda floja, unidos por unas barras en los hombros en las que se paraban otros dos hombres a su vez unidos por una barra en los hombros, sobre ella se ponía una silla en la que una mujer primero se sentaba y luego se paraba. Este acto atraía multitudes y le redituaba ganancias millonarias al ahora conocido como el "Clan Wallenda". En 1962 sobrevino la tragedia, en un acto en Detroit, un mínimo temblor provocó la caída al vacío de todo el grupo, en el accidente murieron su yerno Dick y su sobrino Dieter, además su hijo Mario quedó parapléjico de por vida. Al día siguiente, Karl se presentó en el circo y pese a sus lesiones realizó un arriesgado acto, un año después en un accidente similar muere su cuñada Henrietta marcando el fin del clan, pero no de su carrera. A los 73 años, afectado por artritis intentando que el público no lo olvidara aceptó realizar un acto en San Juan de Puerto Rico, allí debía unir caminando sobre una cuerda floja dos edificios de 10 pisos pertenecientes al Hotel Condado Plaza. Por primera y única vez en su vida delegó la colocación de la cuerda y sus tensores a un grupo local, cuando estaba en la mitad del trayecto los fuertes vientos provocaron una inesperada oscilación que sumado a su precario estado físico le hicieron perder la estabilidad cayendo sobre el pavimento ante el horror de los presentes y los que seguían el acto por televisión.

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