viernes, 27 de marzo de 2020

El 28 de Marzo de 1942, en la Prisión de Alicante, España, moría de Tuberculosis, el poeta Miguel Hernández Gilabert.



Nacido en Orihuela, en el seno de una familia de campesinos, mientras se destacaba en sus estudios secundarios, a los 15 años su padre lo convocó para trabajar en el campo. Los jesuitas le ofrecieron una beca, pero su padre se negó, fue entonces cuando el cura Luis Almarcha, le comienza a prestar libros para que Miguel leyera en sus descansos. Comienza a concurrir frecuentemente a la biblioteca de Orihuela donde retira libros de Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega y sobre todo, Luis de Góngora. En 1931 obtiene su único reconocimiento literario en vida, gana el premio mayor de la "Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano" por su poema "Canto a Valencia", este hecho le abrió las puertas de los círculos literarios de Madrid, por lo que viaja allí para publicar poemas en revistas y recopilaciones literarias. En 1933 publica su primer libro, "Perito en lunas" y explota su creatividad dando sus mejores poemas y sonetos incluida "Elegía" dedicada a la muerte de su amigo Ramón Sijé. Al estallar la guerra civil se alista en el ejército Republicano participando en las batallas de Teruel, Andalucía y Extremadura, comienza una etapa donde la temática social tiñe su obra y empieza a recopilar material para su próximo libro. En 1939 concluida la guerra civil y triunfante el Fascismo, Miguel Hernández, siendo poeta y habiendo luchado en el bando opuesto, no tenía posibilidades. Su libro "El hombre acecha" en proceso de encuadernación fue secuestrado por una comisión depuradora Franquista, que ordenó la destrucción de toda la edición, afortunadamente 2 ejemplares fueron guardados lo que permitió su publicación en 1981. Miguel fue detenido, condenado a muerte, luego conmutada por perpetua y trasladado al penal de Toledo, estando allí recibió un carta de su mujer, Josefina Manresa, donde le contaba que habían sido requisadas todas sus pertenencias y que ella y su pequeño hijo solo comían pan y cebolla. En cautiverio Hernández escribe su poema mas desgarrador "Las nanas de la cebolla", a fines de 1941 contrae fiebre Tifoidea que derivó en la tuberculosis que le provoco la muerte. Para limpiar su nombre la familia pidió en 2011 que su condena fuera revisada, el "Tribunal Supremo de España" le negó esa posibilidad por lo que el estado Español aún lo considera un delincuente.

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