El 23 de Abril de 1952, en el desierto de Nevada, EEUU, dentro de la operación militar secreta “Tumbler Snapper” era arrojada una bomba atómica de 31 Kilotones denominada “Charlie”, el detalle era que miles de soldados realizaban maniobras en la zona resultando severamente contaminados.

Dentro de las mas de 1.300 pruebas nucleares de los EEUU la serie de 8 bombas dentro de la operación “Tumbler Snapper” parecían no ser distintas a las demás. Esta nueva serie de bombas ya se habían probado arrojándolas desde aviones, colocadas en torres y enterrándolas, también se habían probado los efectos en ciudades ficticias, maquinaria militar y animales, pero les faltaba algo, seres humanos. Las bombas nucleares arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki habían provocado consecuencias devastadoras, pero los EEUU no podía saber que consecuencias tendría esta nueva serie de bombas mas poderosas, destructivas y contaminantes. Para ello se les ocurrió una descabellada y macabra idea, probarla con militares propios y ver como era su reacción psicológica ante la detonación y su posterior contaminación, esto se había intentado en 1951 con la bomba "Dog" pero los efectivos estaban muy lejos de la detonación y no tuvo mayores consecuencias. Para ello convocó a mas de 7000 soldados para que realizaran maniobras tácticas, no se les ocultó que habría una prueba nuclear en la zona, pero se les aseguró que estarían lo suficientemente lejos como para que los afectara. Las operaciones se realizarían el 22 de Abril e incluían la detonación de la bomba “Charlie”, de 31 Kilotones que sería arrojada desde un avión. Cuando se iniciaron las maniobras terrestres denominadas “Desert Rock IV”, uno de los batallones movilizados divisó que un puesto de observación estaba bastante alejado de ellos con respecto al lugar en que les informaron en que caería la bomba, hablaron de esto a su superior, pero este les ordenó avanzar. Cuando la bomba cayó, los desprevenidos soldados avanzaban sin sospechar el engaño, el hongo arrojó a la atmósfera toneladas de tierra radioactiva, la mayoría de ellos incluso fue alcanzado por la onda de choque. Pese a la calma inicial se produjo una estampida desordenada de los mas de 7 mil efectivos que quedaron dispersados por el campo. Varias unidades mecanizadas salieron en su búsqueda, cuando eran hallados apenas se los bañaba, la mayoría de ellos murió en los siguientes 5 años, los pocos sobrevivientes padecieron enfermedades en la piel y órganos que hicieron del resto de su vida un verdadero calvario. Lo llamativo es que pese a haber visto las consecuencias de esta primera prueba, no se detuvieron.