viernes, 3 de octubre de 2025

En 1992, el Hotel Villavicencio ya llevaba más de una década cerrado, pero su imponente arquitectura alpina y su entorno natural seguían atrayendo visitantes y fotógrafos. (Foto de Alex Err)


Aunque no funcionaba como hospedaje, el edificio permanecía como ícono patrimonial en la precordillera mendocina. Inaugurado en 1940, el Gran Hotel Villavicencio fue un complejo turístico de lujo ubicado en el departamento Las Heras, Mendoza, a 1750 metros sobre el nivel del mar, en lo que hoy es la Reserva Natural Villavicencio. Su arquitectura de estilo alpino normando incluía techos inclinados, balcones de madera, muros blanqueados y detalles rústicos como arañas hechas con ruedas de carreta. Contaba con 30 habitaciones, todas con baño privado y agua termal, además de salones de té, comedor, sala de juegos, cancha de tenis, piscina y una capilla neocolonial proyectada por Daniel Ramos Correas. El hotel había cerrado sus puertas en 1979, poco después del Mundial de Fútbol de 1978, debido a la crisis económica y la falta de mantenimiento. En 1992, el edificio permanecía abandonado pero intacto, y su imagen seguía siendo reconocida por aparecer en las etiquetas de la famosa agua mineral Villavicencio, embotellada en la zona desde la década de 1920. Aunque no operaba como hotel, el lugar era visitado por turistas, fotógrafos y curiosos que recorrían los Caracoles de Villavicencio, el camino de 365 curvas que conecta Mendoza con Uspallata. En ese mismo período, comenzaban los primeros pasos para declarar el área como Reserva Natural, lo que finalmente se concretaría en años posteriores bajo la gestión de Aguas Danone, propietaria de la marca. El edificio del hotel, aunque cerrado, se convirtió en Monumento Histórico Cultural y en símbolo de la arquitectura de montaña en Argentina. Su entorno, con flora autóctona, guanacos, cóndores y vertientes, reforzaba su valor ambiental y patrimonial. En 1992, el hotel era ya un vestigio de la época dorada del turismo termal argentino, y su imagen evocaba historias de celebridades, tertulias y veraneos aristocráticos. Su fachada seguía siendo una postal icónica de Mendoza, y su abandono alimentaba leyendas locales sobre fantasmas, secretos y proyectos frustrados de reactivación. El Hotel Villavicencio en 1992 era un gigante dormido: cerrado, pero aún majestuoso, esperando su revalorización como parte del patrimonio natural y cultural de Mendoza. #Villavicencio #Hotel #Mendoza #Historia #Patrimonio #Cordillera #Arquitectura #Reserva #Montaña #Memoria #Mendozantigua 

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