sábado, 25 de marzo de 2017

🚪La entrada al Cementerio de la Recoleta en 1916: solemnidad, simetría y memoria. Capital Federal, Buenos Aires.


En 1916, la entrada al Cementerio de la Recoleta era un portal majestuoso que combinaba arquitectura clásica con un aire de recogimiento. El acceso principal, diseñado en estilo neoclásico, estaba flanqueado por columnas dóricas y coronado por un frontis triangular, como si se tratara de un templo dedicado a la memoria. Este diseño buscaba transmitir respeto, permanencia y orden, en sintonía con el espíritu de la época. A ambos lados del camino de ingreso, como en la imagen que mostraste, se alineaban árboles altos —principalmente cipreses y pinos— que guiaban la mirada hacia el portón. Esa vegetación no solo ofrecía sombra y frescura, sino que reforzaba la solemnidad del lugar. Dentro del cementerio, los mausoleos y tumbas eran verdaderas obras de arte: mármol, vitrales, esculturas alegóricas y detalles arquitectónicos que reflejaban el poder, la fe y el legado de las familias porteñas. En 1916, Recoleta ya era un museo al aire libre, con sepulcros de próceres, presidentes, artistas y figuras ilustres. El tránsito era pausado. Visitantes caminaban con respeto, algunos llevando flores, otros simplemente contemplando. Era común ver a familias enteras recorriendo el lugar como parte de una tradición dominical, en un tiempo donde la muerte se integraba con naturalidad a la vida urbana. #RecoletaHistórica #BuenosAires1916 #MemoriaVisual #CementerioMonumental #ArquitecturaFuneraria #PatrimonioPorteño #HistoriaArgentina #MausoleosConHistoria #BellezaNeoclásica #RinconesConAlma #Mendozantigua 


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