martes, 10 de septiembre de 2013

Isla del lago del Parque General San Martín. (año 1939) Mendoza


ver en la foto los bañistas en el lago y las mesas colocadas para que puedan pasar un día agradable. Foto tomada desde las terrazas del edificio de Playas Serranas, actualmente funciona el museo Cornelio Moyano

sábado, 7 de septiembre de 2013

Sexo, vino y religión.

Las fiestas paganas de la antigüedad clásica tienen un origen religioso y popular, entre las que destacan las honras a Baco. Las mujeres debían "pagar" con sexo, de buena gana y con su mejor sonrisa, cierta intimidad antes, durante o después de que el dios del vino las aceptara.


Si las mujeres querían festejar a Baco debían demostrar que el sexo estaba entre sus prioridades.


"Baño, vino y Venus desgastan el cuerpo pero son la verdadera vida", rezaba un antiguo proverbio griego. Y desde entonces las cosas no han cambiado mucho. 


Las fiestas paganas de la antigüedad clásica, donde las representaciones teatrales, la música y la danza eran protagonistas, tuvieron un origen religioso y popular. 

No se trataba de una religiosidad solemne: nacía de la necesidad de encontrarse de los pobladores de las dispersas ciudades del mediterráneo occidental. Eran reuniones en las que lo más importante era comer, beber, bailar y divertirse. 

El dios más popular era Baco para los romanos -Dionisio para los griegos-; existía una bien argumentada "ideología báquica" que simbolizaba y glofiricaba todo esto, es decir, el sentido profundo de la fiesta. No tenía un culto especial ni se le pedían favores como a los otros dioses.

Baco, conocido como el dios del vino, del placer y de la sociabilidad, era más bien una leyenda que servía para todo. Su invocación no necesitaba justificaciones: era la encarnación de las buenas cosas de la vida y sólo evocaba  ideas agradables. En las representaciones que han llegado hasta nosotros siempre se lo ve acompañado por un séquito de personas convenientemente ebrias, que hacen gala de su alegría tañendo instrumentos musicales y danzando. 

Dios benévolo si los hay, Baco aparece rodeado de jóvenes doncellas tan ligeras de ropas como su esposa Ariadna. Lo curioso, es que estas señoritas -que más tarde se conocerían con el nombre de "bacantes"-, de doncellas no tenían nada porque debían aceptar de buena gana y con su mejor sonrisa, cierta intimidad sexual antes, durante o después de las fiestas báquicas con los hombres que celebraban confiadamente a Baco. 

Esta suerte de "derecho de piso" era obligatorio pues las cofradías en torno de las cuales se reunían los señores para celebrar sus banquetes estaban terminantemente prohibidas para las mujeres. Si ellas querían festejar al dios de las buenas cosas de la vida, debían demostrar que estaban de acuerdo en que por lo menos una, el sexo, estaba entre sus prioridades. De ahí, que "bacanal" y orgía todavía hoy sean sinónimos. 

Patricia Rodón

viernes, 6 de septiembre de 2013

Debajo de la falda. extrañas prendas íntimas.

Ni la excomunión, la prohibición o la condena masculinas evitaron que las mujeres usaran extrañas prendas íntimas.
Ponerse el vestido era una verdadera operación que requería de gran asistencia.

Nada más arbitrario, incómodo y hasta irracional que las numerosísimas y diversas prendas inventadas para vestir a las mujeres a lo largo de la historia.
Entre las piezas que califican como verdaderos artefactos destacan los miriñaques, una elaborada suerte de armazón de madera y tela, cintas y alambres que se usó durante varios siglos debajo de las sayas, o sea, de las faldas, con diferentes matices estructurales y de tamaños según pasaban las décadas.
Los miriñaques eran una compleja y aparatosa modificación de aquellas tremendas faldas que las mujeres habían lucido antes. Se cree que estos voluminosos trajes se crearon y confeccionaron en la ciudad española de Valladolid a fines del siglo XV.
Su inmediato antecesor se llamaba verdugado que  era una falda con forma de campana guarnecida de arriba abajo con unos ribetes que, por ser redondos como los verdugos de los árboles, o por el color verde que estaba de moda, le dieron nombre a la prenda.
Nótese las varillas con que se lo acercan a la dama y las sogas de las que se sostiene la asistente para ajustarlo debido al diámetro del miriñaque.
También, en un alarde de pobreza metafórica, se los llamó caderas por lo mucho que abultaban, justamente, en las caderas femeninas. O tontillo, como imagen de algo redondo, tierno y vacío.
Por la semejanza con las canastas en las que se criaban los pollos, se denominópollera a esta infaltable pieza, nombre que se conserva hasta hoy.
Más tarde se les dio el nombre de guardainfantes porque se supone que la estructura protegía el vientre de las embarazadas y al futuro niño de posibles golpes. Pero esto entrañaba un contrasentido puesto que el peso de estas ropas era tal que eran la causa de numerosos abortos.
De España, el verdugado pasó a Francia donde las mujeres lo adoptaron y se propagó rápidamente, lo pusieron de moda a la francesa, los modificaron un poco y los llamaron vertugadins. Más tarde, el imaginario popular los denominaríapaniers, por su parecido con las famosas canastas polleras.
La moda del miriñaque, con sus diversos estilos, fue duraamente criticada y condenada, pero las coquetas mujeres no hacían caso del severo castigo como el que prometía el obispo Hernando de Talavera: “So pena de excomunión no trajesen las mujeres cierto traje deshonesto, ni grandes ni pequeñas, casadas ni doncellas, hiciesen verdugos de nuevo ni trajes en aquella demasía que ahora usan de caderas, y a los sastres que no le hiciesen dende adelante, so esa misma pena”.
El mismo Francisco de Quevedo escribió, satirizando a los miriñaques y a las mujeres que los usaban un ácido, según su costumbre, soneto: “Si eres campana, ¿dónde está tu badajo?/ Si pirámide andante, vete a Egipto. (…)/ Eres el cucurucho y el delito./ Si eres mujer, da esas faldas al demonio”.
No hubo caso: ni excomuniones ni sátiras ni inclusive una prohibición real dictada y firmada por el mismísimo Felipe V que lograra que las mujeres abandonaran el miriñaque en sus numerosos estilos, tamaños y curvas.
Incluso toda una época, el Segundo Imperio francés se llamó, irónicamente, “el imperio del miriñaque”. El período entre 1852 y 1870 reinó en Francia la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, llamada la “emperatriz de la moda”; ella impuso el bolero y la mantilla y dio su nombre a un cierto color violeta.
Fue un periodo de grandes transformaciones económicas y de grandes progresos industriales. La moda integró esos procesos con vestidos compuestos por grandes faldas y cuerpos intercambiables, escotados para la noche, de cuello cerrado y mangas largas para el día.
La modernización de la producción textil y la aparición de nuevos tintes transformaron las telas y enriquecieron su paleta de colores, mientras que la mecanización permitió la diversificación y una extensa utilización de encajes y pasamanería que hasta entonces eran hechos solamente a mano.
Fue también la época en que aparecieron las grandes tiendas y nació lo que después se llamaría alta costura, con modistas como Worth, que vistió a la emperatriz Eugenia.
Los vestidos de baile eran los más preciados y gigantescos, un verdadero despliegue de sedas, encajes, volantes y accesorios preciosos, puesto que los bailes marcaban todas las celebraciones y los acontecimientos políticos y la vestimenta de las mujeres era el símbolo del poder y la riqueza de sus maridos.
Joyas, chales de cachemira, mantillas de encaje de bolillos de Alençon, abanicos adornados con piedras preciosas convertían a las mujeres encerradas en los miriñaques en una verdadera maquinaria de guerra ambulante.
La prenda, considerada un “básico”, fue usada durante casi trescientos años y fue uno de los primeros intentos de las damas para modificar su silueta frente ante el espejo. Y ante los ojos de los demás.
Patricia Rodón

jueves, 5 de septiembre de 2013

Fotos con Historia. Una valiente - Dorothy Counts, La primera Estudiante Negra en EEUU 5 de Setiembre de 1957


Dorothy Counts la primera estudiante negra en entrar al instituto Harry Harding High School, en Charlotte, Caroline del Norte, EE.UU, hasta ese día únicamente para blancos. Esta acción desafió la segregación, la práctica de mantener a las personas separadas de acuerdo a su raza.
La foto la realizó Douglas Moartin (Associated Press), y recoge el primer día de clase de la chica, entre gritos de “go back where you came from” (regresa al lugar de donde provienes), pero ella siguió su camino... Douglas realizó ese día una serie de fotografías, igual de crueles y humillantes, en las que se pueden observar las mofas y burlas a las que fue sometida por parte de sus compañeros.
La alumna negra que desafió el 5 de septiembre de 1957 al racismo más recalcitrante y extremo de los Estados Unidos, sólo pudo estar en aquel colegio cuatro días porque la humillaron hasta la extenuación. La tiraron piedras, la escupieron y sus propios profesores la ignoraron.
Aquel día Dorothy se despertó muy temprano, no quería llegar tarde a su primer día de clase, a sus 15 años estaba escribiendo una línea en la historia de los Estados Unidos... porque era negra.
Hasta entonces, los estudiantes negros no tenían la oportunidad de acceder a las mejores escuelas, vivían segregados. Dorothy y otros tres chicos, en otras tantas poblaciones del país, tenían aquel día una misma misión, eran los elegidos. Un peso abrumador para sus juveniles espaldas.
El segundo día no fue mucho mejor, aunque dos alumnas se acercaron para tratar de entablar amistad con ella, pero la presión y acoso que sufrieron hizo que desistieran y no volvieran a intentarlo.
El tercer día fue asaltada su taquilla del colegio, el coche de su padre ataquedao y en su casa se empezaron a recibir llamadas amenazadoras.
Finalmente su padre ofreció una rueda de prensa y la sacó de la institución
Cincuenta años después regresó a la escuela y se realizó un acto de desagravio.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Código de honor del Ejército de los Andes (4 de setiembre de 1816)


"La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene. La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta, cuanto es creada para conservar el orden, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares."


José de San Martín, Cuartel General de Mendoza, 4 de septiembre de 1816.


lunes, 2 de septiembre de 2013

No tengas miedo a viajar sola. American Girl in Italy. (Setiembre de 1952)


En 1951 la joven fotógrafa norteamericana Ruth Orkin volvía de realizar un reportaje en Israel para la revista LIFE cuando decidió hacer una escala en Italia.

En Florencia conoció a la artista de 23 años, norteamericana también, Jinx Allen que se encontraba recorriendo Europa.
Ambas compartieron sus experiencias de viajar solas (y solteras), lo que le dio la idea a Ruth para realizar una serie de fotografías formando un reportaje que llamó No tengas miedo a viajar sola.


Este reportaje fue rechazado por varias editoras hasta que en septiembre de 1952 la serie de fotos fue publicada por la revista Cosmopolitan

Hoy estas fotografías se agrupan bajo el título American Girl in Italy.





                                                                  Para todas las fotos:

Autora: Ruth Orkin.
Italia. 1951.

Ruth Orkin.                                                 Ruth Orkin y Jinx Allen (ahora conocida como Ninalee Craig)


Esta imagen,  en la que aparece Jinx Allen avanzando por una calle florentina rodeada de varones, es una más de la serie y la que se convirtió en la fotografía que le dio fama mundial a Ruth Orkin. 


Ninalee Craig (Jinx Allen) con la famosa fotografía hace unos pocos años.


sábado, 31 de agosto de 2013

Autódromo Presidente Perón. XI Premio Vendima de Turismo Carretera. Parque General San Martín. ( año 1953) Mendoza



La disputa del XI premio Vendimia realizada como principal complemento de la inauguración del flamante autódromo. El ganador fué Juan Galvez en la categoría Turismo Carretera, Alfredo Pian vencedor en la categoría mecánica Nacional.
Este Autódromo estaba ubicado donde hoy está el Estadio Mundialista Malvinas Argentinas.

viernes, 30 de agosto de 2013

Confitería del Gas



Un gran cambio vivió Buenos Aires a partir de 1856 cuando se incorporó la novedad de la iluminación a gas. Entre los que aprovecharon la ventaja figuró Francisco Roverano. Era el dueño de la Confitería del León, ubicada en la actual Bartolomé Mitre, entre Esmeralda y Suipacha, que atendía junto a sus cuatro jóvenes hijos. Luego se mudaron a la esquina de Suipacha y Rivadavia, enfrente de la recientemente creada Compañia del Gas (la que se ocuparía de la iluminación de Buenos Aires). Don Francisco y sus hijos innovaron con la idea de colocar dos grandes faroles a gas en la puerta. De inmediato se convirtió en la atracción de la zona y se popularizó el nombre Confitería del Gas, que los Roverano adoptaron con claro criterio comercial.
El tipo de iluminación hizo que captaran la mejor clientela de la noche; incluso, han tenido cierto protagonismo en un sonado caso policial: Enrique Ocampo tomó unas copas de más en la Confitería del Gas antes de partir rumbo al fatal destino que le impuso a Felicitas Guerrero.
Los Roverano mantenían una muy cordial competencia con un café situado a una cuadra de distancia, en la misma manzana: el Tortoni, ubicado desde 1858 en la esquina de Rivadavia 801 y Esmeralda, donde ahora se encuentra la plaza Roberto Arlt. En 1880, cuando el Tortoni se instaló enfrente, en Rivadavia 826, los Roverano se mudaron a la esquina que dejaron sus colegas. Volvieron a ser pioneros cuando en 1882 una empresa de electricidad que repesentaba los intereses de Tomás Alva Edison y debía demostrar a las autoridades sus capacidades, colocó lamparitas en la siempre moderna Confitería del Gas.
Célebre por sus masas, que convocaban a las señoras a la hora del té, la confitería de los Roverano (grandes benefactores) mantuvo un lugar de privilegio en las preferencias de los porteños durante décadas. La imagen que vemos (Rivadavia y Esmeralda) es de mayo de 1961, cuando cerró sus cortinas por última vez la Confitería del Gas. En abril de 1964 se demolió el histórico edificio.

martes, 27 de agosto de 2013

San Martín escribe la famosa Carta a Simón Bolívar. 28 de Agosto de 1822.



La retirada de San Martín del Perú en medio de la plenitud de su gloria, inexplicable ocaso de un astro en el zenit, fué un misterio que tardó unos años en despejarse. Solo sabía de el Bolívar.
Estrechado por el General Guido, San Martín apartó una vez ligeramente el velo de su silencio, pero no lo bastante para descubrir el secreto de la célebre entrevista de Guayaquil. Entre otras frases dijo entonces el Gran Capitán:  Bolívar y yo no cabemos en el Perú y tal vez no pudiese evitar yo un conflicto, dando al mundo un escándalo. Antes de retirarse escribió la celebre carta a Bolívar anunciándole su resolución, carta cuya existencia se ignoró hasta el año 1844, en que se pudo leer en el libro del Capitán Lafond de Surcy. 

Fuente; Colección de cuadros de Don Francisco Fortuny.

lunes, 26 de agosto de 2013

Fotos de la Nevada en Agosto del año 1923 en Mendoza

Proximidades del Rosedal

Un rincón del Parque Gral. San Martín

Niños disfrutando de la nieve

Otro aspecto del Parque




domingo, 25 de agosto de 2013

Trapitos al sol. El curioso origen de algunas prendas que te ponés todos los días.


¿Qué me pongo?, ¿me queda bien?, ¿me hace más joven?, ¿es adecuado para la ocasión?, ¿estoy a la moda? son preguntas constantes desde hace siglos para miles de personas. La definición de moda es ambigua y amplia, ya que se refiere tanto a la industria de la indumentaria, a la que se suma la de la cosmética, y que incluye directamente a las modas del consumo de muy diferentes grupos sociales.
Pese a lo efímero de la moda hay piezas que después de siglos, y aún con los cambios de cada época, siguen vigentes. Sin embargo, la mayoría de esas prendas tiene su origen en las necesidades del hombre en un momento dado de la historia, para mejorar su comodidad, su rendimiento en el trabajo o en el desempeño de una determinada tarea.
Los zapatos. Hasta el siglo XVII el calzado era prácticamente igual para hombres y mujeres y como los zapatos femeninos quedaban tapados con largas faldas y casi no se veían, se decoraban menos. Pero en el siglo XVIII todo cambió. El primer adicto a los zapatos elegantes fue el mismísimo Luis XIV, el Rey Sol: tenía lindas piernas y le encantaba mostrarlas. Desterró de Versalles las botas altas, relegándolas para montar a caballo y puso de moda el uso de todo de tipo zapatillas. Durante su reinado se inventaron casi todos los modelos de zapatos y botas que se conocen. De la imaginación de los zapateros franceses, los famososcordonniers, surgieron los diseños más emblemáticos de esa y de todas las épocas: los mules o zapatos sin talón, las botas sin costura, los zapatos de mujer con elevado empeine y los souliers des bottes, es decir, la mezcla de zapato con bota.
Los tacos. Eran literales: le daban unos centímetros más de altura a quien los portara, es decir, denotaban cierto estatus social. A una persona que no perteneciera a la nobleza, aristocracia o creciente burguesía, se le llamaba pied plat o pies planos porque llevaba un calzado liso, sin tacos. Los mules, también llamadas pantoufles o chinelas, acompañaban al déshabillé negligé, una vestimenta de interior considerada altamente erótica, y tenían un taco especialmente alto. Este conjunto, reservado inicialmente para el tocador, pronto empezó a verse en público, tanto en la corte, en veladas y bailes elegantes, como en las iglesias. Al salir del dormitorio, la delicada chinela lo hizo de manera masiva ganando en erotismo al sumarle finos tejidos, gemas, encajes y bordados.
La corbata. Un regimiento de caballería de croatas (cravates) visitó la corte de Luis XIV; el rey y sus cortesanos se quedaran prendados de los largos paños que llevaban anudados al cuello los soldados y así fue como adoptaron la corbata como elemento de su refinado vestuario.
Los guantes. Mientras que en los siglos XVII y XVIII eran un artículo especialmente masculino relacionado con la caza y la monta, actividades propias de los aristócratas, durante el siglo XIX se “democratizó” y se convirtió en un accesorio indispensable y tanto las mujeres como los hombres de buen tono no salían a la calle sin ellos e incluso debían usarlos cuando recibían visitas. Sus portadores podían usarlos como signo de distinción social, como herramienta de seducción puesto llevar las manos y los brazos cubiertos invitaba a imaginar el resto del cuerpo o, literalmente, como arma para insultar a un contrincante propinándole un breve latigazo de tela o cuero en el rostro.
El bolero. La española Eugenia de Montijo, esposa de Napoléon III y llamada a “emperatriz de la moda” fue la primera en utilizar esta chaqueta corta que diseñó su modisto Charles Worth, considerado el padre de la alta costura.
El corset. A lo largo de la historia toda semejanza de la mujer con el hombre era una inquietante anomalía. Hacia los siglos XVIII y XIX, Ilustración y Romanticismo de por medio, se valoró en las mujeres con toneladas de poemas, sus diferencias corporales: la piel pálida y suave, el cabello largo y trabajado, las manos y los pies pequeños. Aquellas zonas de su cuerpo vinculadas a la reproducción, es decir, la cadera y los pechos abundantes volvieron a convertirse en sinónimos de feminidad deseada. Por ello, los siempre atentos franceses inventaron el corset, macabro heredero de los corpiños y ceñidores de tela que habían usado las mujeres hasta el 1600. El corset tenía como objetivo resaltar las formas femeninas; se trataba de afinar el talle y destacar la cola y los pechos. Las modistas ponían tanto empeño en esta misión de afinar el talle que se llegó al extremo de lograr cinturas de 40 centímetros, las llamadas “cinturas de avispa”.
El vestido de novia. Hacia 1850, entre los mandatos religiosos y el comienzo del mandato de "estar a la moda" entre las mujeres, el vestido de boda adquiere gran importancia entre las burguesas, puesto que habla no sólo de la mujer que lo lleva, sino también de su cuerpo y de su misión. Y el blanco se convertirá en el símbolo de la máxima pureza, de la castidad y de la entrega. Por ello el vestido de novia y el vestido de la primera comunión comienzan a ser blancos; los tules y muselinas de los vestidos de baile son blancos y blancos son los hábitos de las novicias.
El leotardo. El trapecista francés Jules Léotard necesitaba una prenda que le otorgara libertad de movimiento en sus piruetas en las alturas y causó un gran revuelo entre las mujeres impactadas por esas medias tupidas ajustadas al cuerpo que dejaban adivinar perfectamente lo que el acróbata escondía entre las piernas. El leotardo, creado en 1867, se quedó con el apellido de su creador.
El chándal. Su origen es muy humilde. Los mercaderes de ajo (marchand d´ail, que derivó en chand’ail) y otras hortalizas del mercado de Les Halles en París necesitaban una ropa cómoda y abrigada para pasar horas a la intemperie. El nombre comenzó a usarse en 1893 y después utilizado por el ejército y más tarde por los deportistas.
Los jeans. El origen del vaquero se remonta al siglo XII en Génova (Gêne es Génova en francés, que derivó en jean para los angloparlantes). La armada necesitaba una prenda recia para sus duras travesías. Se les hicieron unos pantalones con tela de cobalto de la ciudad de Nîmes (de ahí el denim). Siglos después, el 20 de mayo de 1873, la oficina de patentes americana autorizó al comerciante Levi Strauss y al sastre Jacob Denis a la producción de estos particulares pantalones con remaches metálicos.



Los trenchs. Los primeros fueron diseñados en 1914 para los oficiales del ejército británico por el propio creador de la marca que aún hoy los sigue incluyendo en todas sus colecciones, Sir Thomas Burberry. Esa prenda de algodón resistente a la lluvia que necesitaban los soldados ingleses en la I Guerra Mundial fue después elevada a la categoría de icono gracias al cine y a actores como Humpfrey Bogart, Ingrid Bergman, Audrey Hepburn y Meryl Streep.

Las bermudas. El ejército británico también creó los pantalones cortos después de que los soldados destacados en zonas cálidas comenzaran a utilizarlos en el siglo XX, bautizándolos con el nombre de su colonia Bermudas del Atlántico.

La bikini. En 1946, su inventor, el sastre francés Louis Réard, tenía claro que esas dos piezas minúsculas iban a tener un efecto “explosivo” y las bautizó con el nombre de lugar donde Estados Unidos estaban haciendo en ese momento pruebas nucleares: el atolón de Bikini, en las islas Marshall.
Patricia Rodón
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