Estudiantes se jugaba el pase a la final en un grupo semifinal junto a Grêmio y América de Cali. El equipo dirigido por Eduardo Luján Manera contaba con figuras como Sabella, Russo, Trobbiani, Ponce y Gurrieri. Ya habían perdido 2-1 en Porto Alegre, por lo que necesitaban ganar en La Plata para seguir con chances. El árbitro uruguayo Luis Da Rosa expulsó a Trobbiani y Ponce en el primer tiempo. En el segundo tiempo, también fueron expulsados Camino y Tévez, dejando a Estudiantes con solo 7 jugadores. A pesar de estar 3-1 abajo y con cuatro jugadores menos, Estudiantes no se rindió. Sergio Gurrieri marcó el 2-3 tras un centro de Trama. Luego, Miguel Russo convirtió el 3-3 con un remate desde fuera del área. Aunque no lograron avanzar a la final, ese empate fue considerado una gesta histórica por la entrega, la garra y la mística del equipo. Más de 30.000 hinchas deliraron en las tribunas, y el partido quedó grabado como uno de los más emocionantes de la Libertadores. Una hazaña que demuestra que el corazón puede más que la lógica futbolística.
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