lunes, 14 de julio de 2025

🚂 El Túnel de las Chinches fue uno de los tantos túneles que formaron parte del trazado del Ferrocarril Trasandino Los Andes–Mendoza, una obra monumental que conectó Argentina y Chile a través de la Cordillera de los Andes.


Se encontraba en la zona de alta montaña mendocina, entre Uspallata y Las Cuevas, en el tramo argentino del ferrocarril. Su nombre proviene de una quebrada cercana, y era uno de los túneles menores del recorrido, en comparación con el Túnel de la Cumbre, que era el principal paso fronterizo. La obra comenzó en 1889 y enfrentó condiciones extremas: clima riguroso, falta de caminos y tecnología limitada. El túnel fue perforado con maquinaria neumática alimentada por turbinas hidráulicas, una innovación traída desde Suiza. Formaba parte de un sistema de cobertizos y túneles que protegían las vías del tren de la nieve y los aludes. Inaugurado en 1910, fue el ferrocarril más alto del mundo en su época, con una altitud de más de 3.000 metros. Operó hasta 1984, cuando los aludes y el deterioro de la infraestructura obligaron a su cierre. En 1998, la construcción de la represa de Potrerillos dejó bajo agua parte del trazado, incluyendo algunos sectores cercanos a este túnel. El Túnel de las Chinches es hoy parte del legado ferroviario de Mendoza, y aunque está fuera de servicio, sigue siendo un símbolo de ingeniería y esfuerzo binacional.

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