La vida de René Favaloro está llena de momentos que combinan rigor científico con gestos profundamente humanos, y también con situaciones insólitas, frases memorables y anécdotas que lo pintan como un personaje único.

🧠 Frases que lo definen

“El médico que solo sabe de medicina, ni medicina sabe.” Una declaración de principios: para él, la medicina debía incluir ética, historia, contexto social y sensibilidad.

“Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.” Parte de su carta final, donde se despide con dolor pero también con poesía.

“Para mí el nosotros siempre estuvo por encima del yo.” Una frase que resume su visión comunitaria y su rechazo al ego profesional.

🧨 Sucesos insólitos y bizarros

Se suicidó disparándose al corazón. El órgano al que dedicó su vida fue también el que eligió para terminarla. Un gesto cargado de simbolismo y denuncia.

Cantaba tangos en medio de cirugías. Según sus colaboradores, los domingos se relajaba cantando Gardel o Piazzolla mientras operaba.

Daba recetas de cocina en el quirófano. Mientras realizaba bypasses, explicaba cómo preparar guisos nutritivos y baratos para sus residentes.

Fanático de Gimnasia y Esgrima La Plata. Durante cirugías complejas, hablaba con vehemencia sobre el planteo táctico del técnico Timoteo Griguol. Incluso dibujaba formaciones en hojas en blanco para explicar por qué el equipo había perdido.

Se negó a aceptar coimas del sistema médico. Rechazó retornos y sobornos que le habrían permitido salvar financieramente su Fundación. Prefirió la quiebra antes que traicionar sus principios.

📖 Anécdotas llamativas

Su primer saco era cruzado, modificado por su madre. Lo usó en su viaje a Jacinto Aráuz, donde se convirtió en médico rural. Ese gesto de austeridad lo acompañó toda la vida.

Firmaba autógrafos como una estrella de rock. En un congreso mundial en Washington, colegas de todo el mundo hacían fila para saludarlo. Nunca se vio algo igual en el ámbito médico.

Tenía un Dodge viejo y criticaba a los que se compraban yates. A un colega que se compró un velero le dijo: “Algunos que cazan el primer mango se compran un yate.”

Escribía cartas a mano con consejos y dibujos. A sus discípulos les dejaba notas con esquemas quirúrgicos y reflexiones personales, como si fueran cartas de un maestro renacentista

Murió el 29 de Julio de 2000