miércoles, 16 de julio de 2025

🏰 La Penitenciaría de la Provincia de Mendoza, conocida como el Complejo Penitenciario Boulogne Sur Mer, es una de las cárceles más emblemáticas de Argentina, tanto por su arquitectura como por su historia institucional. Su evolución refleja los cambios en la política penal, la arquitectura carcelaria y la sociedad mendocina desde el siglo XIX


La idea de una penitenciaría moderna surgió tras el terremoto de 1861, que obligó a replantear la infraestructura urbana. En 1905, se colocó la piedra fundacional en terrenos donados por Emilio Civit, con la condición de que se construyera una cárcel. El diseño fue inspirado en el modelo panóptico de Bentham, con un muro perimetral hexagonal, torreones almenados y estilo neomedieval florentino. La construcción fue adjudicada a la empresa Ricardo Ciancio y Hnos., y se inauguró oficialmente en 1910. El edificio se asemeja a una fortaleza, con muros de piedra local, torreones en cada vértice y un portal de ingreso imponente. Su diseño buscaba control visual total, permitiendo vigilancia constante desde un punto central. A lo largo del tiempo se añadieron pabellones de uno, dos y tres niveles, adaptándose a nuevas necesidades. Desde sus inicios, la penitenciaría fue concebida como un espacio de reeducación y reinserción, no solo de castigo. En 1930, ya se hablaba de “proyectada especialmente para cárcel”, destacando su carácter funcional y simbólico. En décadas recientes, se ha promovido la humanización de la pena, con programas educativos, laborales y terapéuticos. Se encuentra en Boulogne Sur Mer 1890, en el oeste de la Ciudad de Mendoza. Su muro perimetral fue declarado patrimonio provincial, y sigue siendo una imagen icónica del sistema penitenciario mendocino

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