lunes, 13 de octubre de 2025

🌙 “El guardián de la noche” — Serenos en Recoleta, cuando Buenos Aires dormía (1937)


Año 1937. En plena Recoleta, sobre la antigua Calle Larga —hoy conocida como Avenida Quintana— funcionaba la Parada del Sereno Nº 10, parte de un sistema urbano que protegía a la ciudad mientras sus habitantes descansaban. Los serenos eran figuras clave en la vida nocturna porteña: recorrían las calles con faroles, silbatos y bastones, vigilando puertas, alertando sobre incendios y ofreciendo seguridad en tiempos sin patrullas ni alarmas electrónicas. Este oficio, heredado de tradiciones coloniales y europeas, se formalizó en Buenos Aires a fines del siglo XIX y se mantuvo activo hasta mediados del siglo XX. Cada sereno tenía asignada una parada fija, como la Nº 10 en Recoleta, desde donde iniciaba su ronda. Vestían ponchos, boinas o gorras, y portaban un farol de aceite o carburo, que usaban para iluminar las veredas y anunciar su presencia con frases como “¡Las doce y todo sereno!”. La Avenida Quintana, que en ese entonces aún conservaba el nombre de Calle Larga, era una zona residencial de alto perfil, con casonas, conventos y calles empedradas. La presencia del sereno no solo ofrecía seguridad, sino también un sentido de comunidad: muchos vecinos lo conocían por nombre y confiaban en él para abrirles la puerta si olvidaban las llaves o para avisar si algo extraño ocurría. Este sistema fue desapareciendo con la llegada de la policía nocturna, la electrificación del alumbrado público y los cambios en la urbanización. Sin embargo, la figura del sereno sigue viva en la memoria popular, evocando una Buenos Aires más lenta, más cercana, más humana. #Sereno1937 #RecoletaAntigua #CalleLarga #BuenosAiresDeNoche #MemoriaUrbana #mendozantigua. Crédito Fotográfico: Archivo General de la Nación


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