A fines del siglo XIX, el crecimiento demográfico de Buenos Aires superó la capacidad de los tranvías de superficie. En 1886, con el tráfico colapsando, se hizo evidente la urgencia de buscar soluciones rápidas y eficientes. La mirada se posó en las capitales europeas: la construcción de túneles bajo la ciudad era la alternativa más viable para un transporte veloz. 1886: El ingeniero Javier Pedrialli presentó el primer proyecto de concesión para un "tranvía subterráneo" que uniría la antigua Estación Central y Plaza Once. 1889: Ricardo Norton solicitó una ambiciosa concesión "a perpetuidad" para dos líneas con doble vía y luz eléctrica. Sin embargo, las disputas jurisdiccionales (el Ministerio del Interior contra la Intendencia) detuvieron varios avances iniciales. 1909: Finalmente, el Concejo Deliberante aprobó el contrato con la Compañía de Tranways Anglo-Argentina (CTAA), que se comprometió a construir y operar tres líneas por 80 años: la actual Línea A (Plaza de Mayo/Plaza Once), la Línea C (Constitución/Retiro) y parte de la Línea D (Plaza de Mayo/Palermo). La construcción de la Línea A comenzó en 1911. Se realizó mediante el método de trinchera a cielo abierto (excavando desde la superficie), una obra faraónica que requirió gigantescas "dragas a cuchara" y el esfuerzo de cientos de obreros. Los 50 coches originales, importados desde Bélgica a un costo de $50.000 cada uno, eran de tecnología de punta para la época: utilizaban un "sistema de unidades múltiples" con motores independientes en cada vagón, garantizando mayor seguridad en el frenado y arranque. El 1 de diciembre de 1913, con la inauguración del tramo entre Plaza de Mayo y Plaza Once, Buenos Aires no solo se ponía a la vanguardia en el transporte de América Latina, sino que se sumaba al selecto grupo de las doce ciudades del mundo que ya contaban con un sistema subterráneo (detrás de urbes como Londres (1863), París (1900) y Nueva York (1904), según datos históricos del transporte urbano). La velocidad estimada de 45 km/h era asombrosa para los 1.5 millones de porteños de entonces, la mayoría acostumbrados a tranvías y carros. La línea A demostró su eficiencia rápidamente: diez años después, transportaba el 10% de los pasajeros con apenas el 1% de las vías totales. Posteriormente, otras compañías se sumaron al desarrollo de la red: 1930: La línea de Lacroze Hermanos (actual Línea B), uniendo Chacarita con Leandro N. Alem, no solo fue la primera en usar molinetes, sino que también instaló las primeras escaleras mecánicas de Argentina. Década de 1930: La Compañía Hispano Argentina de Obras Públicas y Finanzas (CHADOPYF) construyó las actuales líneas C y D (y parte de la E), utilizando equipos Siemens-Schuckert. A pesar de los contratiempos, esta infraestructura subterránea se consolidó como un sistema eficiente, rápido y seguro, vital para la metrópolis, y hoy conforma una de las redes más extensas de la región. #SubteCentenario #BuenosAiresSubterránea #HistoriaDeBuenosAires #TransportePúblico #LíneaA #mendozantigua
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domingo, 30 de noviembre de 2025
El 1 de diciembre de 1913 marcó un hito monumental para Buenos Aires: se inauguró su sistema de trenes subterráneos, convirtiéndola en la primera ciudad de Iberoamérica en poseer este vital medio de transporte. A diferencia del término global "Metro", los porteños lo bautizaron con el acortamiento cariñoso de "Subterráneo", o simplemente, el "Subte".
A fines del siglo XIX, el crecimiento demográfico de Buenos Aires superó la capacidad de los tranvías de superficie. En 1886, con el tráfico colapsando, se hizo evidente la urgencia de buscar soluciones rápidas y eficientes. La mirada se posó en las capitales europeas: la construcción de túneles bajo la ciudad era la alternativa más viable para un transporte veloz. 1886: El ingeniero Javier Pedrialli presentó el primer proyecto de concesión para un "tranvía subterráneo" que uniría la antigua Estación Central y Plaza Once. 1889: Ricardo Norton solicitó una ambiciosa concesión "a perpetuidad" para dos líneas con doble vía y luz eléctrica. Sin embargo, las disputas jurisdiccionales (el Ministerio del Interior contra la Intendencia) detuvieron varios avances iniciales. 1909: Finalmente, el Concejo Deliberante aprobó el contrato con la Compañía de Tranways Anglo-Argentina (CTAA), que se comprometió a construir y operar tres líneas por 80 años: la actual Línea A (Plaza de Mayo/Plaza Once), la Línea C (Constitución/Retiro) y parte de la Línea D (Plaza de Mayo/Palermo). La construcción de la Línea A comenzó en 1911. Se realizó mediante el método de trinchera a cielo abierto (excavando desde la superficie), una obra faraónica que requirió gigantescas "dragas a cuchara" y el esfuerzo de cientos de obreros. Los 50 coches originales, importados desde Bélgica a un costo de $50.000 cada uno, eran de tecnología de punta para la época: utilizaban un "sistema de unidades múltiples" con motores independientes en cada vagón, garantizando mayor seguridad en el frenado y arranque. El 1 de diciembre de 1913, con la inauguración del tramo entre Plaza de Mayo y Plaza Once, Buenos Aires no solo se ponía a la vanguardia en el transporte de América Latina, sino que se sumaba al selecto grupo de las doce ciudades del mundo que ya contaban con un sistema subterráneo (detrás de urbes como Londres (1863), París (1900) y Nueva York (1904), según datos históricos del transporte urbano). La velocidad estimada de 45 km/h era asombrosa para los 1.5 millones de porteños de entonces, la mayoría acostumbrados a tranvías y carros. La línea A demostró su eficiencia rápidamente: diez años después, transportaba el 10% de los pasajeros con apenas el 1% de las vías totales. Posteriormente, otras compañías se sumaron al desarrollo de la red: 1930: La línea de Lacroze Hermanos (actual Línea B), uniendo Chacarita con Leandro N. Alem, no solo fue la primera en usar molinetes, sino que también instaló las primeras escaleras mecánicas de Argentina. Década de 1930: La Compañía Hispano Argentina de Obras Públicas y Finanzas (CHADOPYF) construyó las actuales líneas C y D (y parte de la E), utilizando equipos Siemens-Schuckert. A pesar de los contratiempos, esta infraestructura subterránea se consolidó como un sistema eficiente, rápido y seguro, vital para la metrópolis, y hoy conforma una de las redes más extensas de la región. #SubteCentenario #BuenosAiresSubterránea #HistoriaDeBuenosAires #TransportePúblico #LíneaA #mendozantigua
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