domingo, 22 de enero de 2017

🧱 Las celdas de la vieja cárcel de Mendoza: memoria política y transformación urbana. (ca.1920)


La imagen compartida muestra un sector ruinoso de la antigua penitenciaría mendocina, con muros derruidos, escombros y vestigios de lo que fueron las celdas. Este lugar, cargado de historia, fue epicentro de episodios políticos, sociales y arquitectónicos que marcaron profundamente la evolución de la ciudad. La cárcel original se construyó en 1870, sobre terrenos frente a la actual Plaza Independencia, en la manzana delimitada por las calles Chile, Sarmiento, Espejo y Patricias Mendocinas. Su diseño se inspiró en el modelo panóptico de Jeremy Bentham, permitiendo vigilancia centralizada y control absoluto. Fue la primera penitenciaría funcional del país, con celdas organizadas en hileras, patios hexagonales y espacios para trabajo y culto. En sus pabellones se alojaron presos políticos, opositores, activistas y figuras públicas durante distintos gobiernos provinciales. Funcionó como teatro del castigo ejemplar, donde el poder disciplinario se hacía visible a través de la arquitectura y el trabajo forzado. La cárcel fue también un espacio de conflicto y fuga, con túneles cavados por internos y denuncias de hacinamiento y maltrato. En 1924-1925, tras el traslado de los reclusos a Boulogne Sur Mer, el edificio fue demolido para dar paso al Casino, el Plaza Hotel y el Teatro Independencia, íconos del academicismo francés y del nuevo corredor turístico de Mendoza. El Teatro Independencia, inaugurado en 1925, se convirtió en la Sala Mayor de la provincia, y fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2011. Hoy, el sitio representa una superposición de memorias: del encierro al arte, del castigo al espectáculo.


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