Creció en un entorno rural, sin distracciones tecnológicas, solía pasarse horas en un granero creando paisajes o dioramas con todos los objetos que encontrara. De esa infancia creativa mantiene la costumbre de incluir juguetes, o parte de ellos en sus obras. Sin televisión, sin libros y casi sin relaciones sociales su imaginación era su refugio realimentándola de sueños y pesadillas. Se licenció en Bellas Artes en la Fort Hays State University, se trasladó a Italia donde obtuvo un master en pintura en la Santa Reparata Escuela Internacional de Arte de Florencia. Sus obras son ensamblajes de los mas variados objetos, amalgamados en un contexto de pesadilla barroca, pese a su complejidad y aparente incongruencia resultan en una composición sólida y armoniosa. La tridimensionalidad de sus obras las convierten en pequeños mundos, escenas que recuerdan los infiernos de Gustav Doré y Hans Ruedi Giger. Pese a lo macabro y antipáticas que puedan parecer sus obras, el nivel de perspectiva y detalle atrapa al público y hace que sean necesarias horas de observación para descubrir todos sus detalles. Kuksi acumula año a año una cantidad inusitada de premios y menciones, sus obras son muy codiciadas por museos, galerías, famosos y millonarios de todo el mundo.
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