jueves, 6 de noviembre de 2025

Un afiche, una promesa: Ortiz y el último intento de moralizar la política (1937–1943)


“Es para bien del país, Ortíz” decía el afiche pegado en un automóvil de campaña en 1937, en plena antesala de las elecciones presidenciales. El rostro del candidato Roberto Marcelino Ortiz, dirigente de la Unión Cívica Radical Antipersonalista, se ofrecía como símbolo de renovación en un contexto marcado por el fraude electoral sistemático, práctica habitual durante la llamada década infame (1930–1943). Ortiz asumió la presidencia el 20 de febrero de 1938, tras vencer a Marcelo T. de Alvear, candidato de la UCR tradicional, en unos comicios ampliamente cuestionados por su falta de transparencia. Su llegada al poder fue vista por muchos como un intento de reformar desde adentro un régimen conservador desgastado, caracterizado por el control oligárquico, la manipulación electoral y la represión sindical. Durante su mandato, Ortiz impulsó medidas para limitar el fraude, mejorar la administración pública y fomentar el desarrollo industrial y agrícola. Sin embargo, su gestión se vio truncada por una grave diabetes que lo dejó ciego en 1940, obligándolo a delegar el poder en su vicepresidente Ramón S. Castillo, quien mantuvo el rumbo conservador hasta el golpe militar de 1943, que puso fin al régimen y abrió paso al surgimiento del peronismo. Ortiz representó el último intento serio de moralizar la política argentina antes del colapso institucional. Su figura, aunque debilitada por la enfermedad, dejó una huella como símbolo de integridad en tiempos de corrupción estructural. #Ortiz1937 #DécadaInfame #ÚltimoIntento #FraudeYPoder #CaminoAl43 #mendozantigua. Colección Leloir

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