Transcripción:
Cuartel General en marcha, 21 de febrero de 1826
Sr. Presidente, felicito a usted por la gloriosa batalla de Ituzaingo, es de esperar que sea inmenso el resultado de esta batalla si no hubiese estado dirigido el ejército imperial por el general Brown, un solo hombre no hubiese escapado, pero este general ha desplegado por estos muy distinguidos, tanto más es la gloria del ejército; es preciso esperar que esta batalla (…) los ánimos en el continente pues, un horroroso desierto nos ha rodeado hasta ahora pues todos han huido de nosotros, sin que hayamos hallado en todos los continentales más que enemigos, la fatiga del ejército es terrible y la constancia con que la ha experimentado digna del mayor elogio pues desde el 26 de diciembre en que salió del (…) grande, hasta la fecha no ha tenido un solo día de descanso teniendo siempre que maniobrar sin rezos llevando con nosotros nuestros enfermos nuestros caídos que no ha sido posible tener un punto seguro donde tenerles, porque los habitantes que son enemigos los hubiesen degollado, y porque la amabilidad de la caballería enemiga que merodeaba montada en buenos caballos, no me permitía, hacerlo además no era prudente, antes de derrotar la fuerza enemiga dividir mi fuerza siendo tan numerosa la del enemigo, además, fue preciso dejar (…), pues, estos pueblos, abandonados por sus habitantes, no ofrecían ningún auxilio además, era preciso según el de los de la invasión, conviene que el Sr. Presidente oiga al Teniente Coronel Aguirre el enemigo, es decir los habitantes, están todos retirados y abandonado sus casas, llevándose sus caballos, en más de setenta leguas (…), y esta maniobra han hecho por todas partes yo tengo pedidas, que no sé como reponer además fue un error hacer este ejército tan fuerte en caballería y tan débil en infantería pues estos países son más propios para su infantería que para la caballería, así pues yo espero que el Sr. Presidente, haga un esfuerzo para remitirme un batallón de infantería, y de esta arma todo lo que se pueda, para que no se malogren de este modo las distinguidas ventajas que hemos conseguido hasta ahora, y que obtendremos en lo futuro, solo los que lo ven pueden calcular y valorar nuestros sacrificios, y los trabajos de este ejército, pues un país debía ofrecernos mil recursos, no nos ofrecía hasta ahora más que ruinas, veremos en lo sucesivo, ya (…) en la satisfacción que experimentara el Sr. Presidente al tener la noticia de nuestro triunfo, así como que disponga del efecto de este, su insaciable amigo, y sincero servidor que (…)
Carlos de Alvear
Carlos de Alvear, c.1820
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