viernes, 11 de julio de 2025

En la década de 1830, el médico estadounidense Dr. John Cook Bennett, presidente del departamento médico de la Universidad de Willoughby en Ohio, revolucionó la percepción del tomate al promocionar el ketchup como una cura medicinal


Afirmaba que los tomates podían tratar indigestión, diarrea, ictericia y otros males digestivos. Publicó recetas de ketchup de tomate y luego las concentró en forma de píldoras, conocidas como “píldoras de tomate”, que se vendían como medicamento patentado. Las píldoras se popularizaron rápidamente, pero también atrajeron a imitadores sin escrúpulos que vendían laxantes sin tomate, haciendo afirmaciones exageradas como curar huesos rotos. Esta ola de falsos remedios desacreditó el producto, y el “imperio medicinal del ketchup” colapsó hacia 1850. En ese entonces, el tomate era visto con sospecha, incluso como venenoso. Bennett ayudó a cambiar esa percepción, promoviendo sus beneficios digestivos. A diferencia de otros medicamentos de la época que contenían mercurio, plomo o cocaína, el ketchup no dañaba al paciente. Este episodio refleja cómo la medicina y la alimentación han estado entrelazadas en la historia, y cómo el marketing puede transformar un condimento en una “cura milagrosa”.

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