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Ubicado en el extremo oeste del Parque General San Martín, el Cerro de la Gloria es mucho más que una elevación geográfica: es un espacio de memoria nacional, paisaje urbano y reserva forestal. En 1937, el cerro ya albergaba el Monumento al Ejército de los Andes, inaugurado en 1914, obra del escultor Juan Manuel Ferrari, que homenajea la gesta sanmartiniana con figuras alegóricas, soldados y un cóndor en vuelo. La imagen aérea de ese año —atribuida a la pionera de la fotografía aérea Mary Meader— muestra un cerro densamente forestado, rodeado por un terreno árido y erosionado. Este contraste visual revela el impacto de la forestación planificada impulsada por el arquitecto Daniel Ramos Correas, quien desde los años 30 promovía la integración del cerro con el parque, el zoológico y el Teatro Griego Frank Romero Day. La fotografía evidencia cómo el cerro funcionaba como reserva ecológica, con especies como eucaliptos, pinos y álamos plantados estratégicamente para contener la erosión y embellecer el entorno. En medio de un paisaje seco, el cerro se alza como símbolo de vida, sombra y memoria, visible desde distintos puntos de la ciudad. Los caminos serpenteantes que se observan en la imagen eran parte del diseño paisajístico, pensado para permitir el acceso peatonal y vehicular sin alterar la topografía. La forestación no solo tenía fines estéticos, sino también educativos y patrióticos, al vincular naturaleza con historia. La imagen aérea de 1937 no es solo un registro técnico: es una cápsula emocional que permite ver cómo Mendoza comenzaba a integrar su paisaje natural con su relato histórico. El cerro, rodeado por caminos de tierra y montes pelados, se convierte en centinela verde, testigo de una ciudad que crecía hacia el oeste. #CerroDeLaGloria1937 #MiradorDeLaMemoria #ArchivoAéreo #MendozaPatrimonial #PulmónVerde #Mendozantigua
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