Carlos Enrique Fader fue un personaje notable dentro de una familia de gran relevancia en la historia argentina, marcada por el emprendimiento y el arte. Era nieto de Carlos Cristián Fader (1844-1905), un ingeniero naval alemán que llegó a Argentina en 1868 y dejó un legado significativo en el desarrollo industrial del país. Carlos Cristián fue el creador de la primera usina hidroeléctrica de Mendoza, ubicada en Cacheuta, un proyecto pionero que aprovechó las aguas del río Mendoza para generar energía a fines del siglo XIX. Además, fundó astilleros navales en el barrio de La Boca, Buenos Aires, junto a Enrique Peña, contribuyendo a la industria marítima argentina. Este astillero, conocido como Fader-Peña, fue un hito en su época, aunque sufrió un incendio provocado por un ex empleado, lo que no impidió que Carlos Cristián lo reconstruyera con apoyo del presidente Julio Argentino Roca. Carlos Enrique Fader, por su parte, era sobrino de Fernando Fader (1882-1935), el célebre pintor argentino de origen francés, hijo de Carlos Cristián. Fernando, conocido por su estilo postimpresionista y sus paisajes que capturaron la esencia de Mendoza y Córdoba, tuvo una vida marcada por la dualidad entre el arte y los negocios familiares. Tras la muerte de su padre en 1905, Fernando asumió la dirección de la usina hidroeléctrica, pero un aluvión en 1913 la destruyó, llevándolo a la quiebra. Esto lo empujó a dedicarse plenamente a la pintura, donde alcanzó gran reconocimiento. Carlos Enrique Fader, hijo de uno de los cinco hermanos varones de Fernando (Carlos, Enrique, Adolfo, Luis o Federico), heredó el espíritu emprendedor de su abuelo y la conexión con el legado familiar. Aunque no hay abundante información específica sobre su vida personal o sus logros individuales en registros fácilmente accesibles, su identidad está vinculada a esta estirpe de ingenieros, empresarios y artistas. Los hijos de Carlos Cristián, además de Fernando, destacaron en diversas áreas: ingeniería, banca, bioquímica y servicio público, lo que sugiere que Carlos Enrique creció en un entorno de alta exigencia y versatilidad. Un dato interesante sobre la familia es el esfuerzo de uno de los nietos de Fernando Fader —posiblemente Carlos Enrique o un primo cercano— por rescatar el pueblo de Ischilín, en Córdoba, donde Fernando pasó sus últimos años y donde pintó algunos de sus paisajes más emblemáticos. Este descendiente restauró edificios históricos del lugar, devolviéndole su esplendor y preservando el legado artístico y afectivo de su tío abuelo. En resumen, Carlos Enrique Fader representa una rama de una familia que combinó innovación técnica y expresión cultural. Como nieto de Carlos Cristián, un pionero industrial, y sobrino de Fernando, un ícono del arte argentino, su vida se enmarca en un contexto de contribuciones significativas a la historia de Argentina, aunque su historia personal permanece menos documentada que la de sus antecesores más célebres.
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miércoles, 5 de marzo de 2025
Carlos Enrique Fader. (nieto del creador de una usina hidroeléctrica y los astilleros de BS AS).sobrino del pintor Fernando Fader.1930 aprox. Gentileza de Gabriela Fader.
Carlos Enrique Fader fue un personaje notable dentro de una familia de gran relevancia en la historia argentina, marcada por el emprendimiento y el arte. Era nieto de Carlos Cristián Fader (1844-1905), un ingeniero naval alemán que llegó a Argentina en 1868 y dejó un legado significativo en el desarrollo industrial del país. Carlos Cristián fue el creador de la primera usina hidroeléctrica de Mendoza, ubicada en Cacheuta, un proyecto pionero que aprovechó las aguas del río Mendoza para generar energía a fines del siglo XIX. Además, fundó astilleros navales en el barrio de La Boca, Buenos Aires, junto a Enrique Peña, contribuyendo a la industria marítima argentina. Este astillero, conocido como Fader-Peña, fue un hito en su época, aunque sufrió un incendio provocado por un ex empleado, lo que no impidió que Carlos Cristián lo reconstruyera con apoyo del presidente Julio Argentino Roca. Carlos Enrique Fader, por su parte, era sobrino de Fernando Fader (1882-1935), el célebre pintor argentino de origen francés, hijo de Carlos Cristián. Fernando, conocido por su estilo postimpresionista y sus paisajes que capturaron la esencia de Mendoza y Córdoba, tuvo una vida marcada por la dualidad entre el arte y los negocios familiares. Tras la muerte de su padre en 1905, Fernando asumió la dirección de la usina hidroeléctrica, pero un aluvión en 1913 la destruyó, llevándolo a la quiebra. Esto lo empujó a dedicarse plenamente a la pintura, donde alcanzó gran reconocimiento. Carlos Enrique Fader, hijo de uno de los cinco hermanos varones de Fernando (Carlos, Enrique, Adolfo, Luis o Federico), heredó el espíritu emprendedor de su abuelo y la conexión con el legado familiar. Aunque no hay abundante información específica sobre su vida personal o sus logros individuales en registros fácilmente accesibles, su identidad está vinculada a esta estirpe de ingenieros, empresarios y artistas. Los hijos de Carlos Cristián, además de Fernando, destacaron en diversas áreas: ingeniería, banca, bioquímica y servicio público, lo que sugiere que Carlos Enrique creció en un entorno de alta exigencia y versatilidad. Un dato interesante sobre la familia es el esfuerzo de uno de los nietos de Fernando Fader —posiblemente Carlos Enrique o un primo cercano— por rescatar el pueblo de Ischilín, en Córdoba, donde Fernando pasó sus últimos años y donde pintó algunos de sus paisajes más emblemáticos. Este descendiente restauró edificios históricos del lugar, devolviéndole su esplendor y preservando el legado artístico y afectivo de su tío abuelo. En resumen, Carlos Enrique Fader representa una rama de una familia que combinó innovación técnica y expresión cultural. Como nieto de Carlos Cristián, un pionero industrial, y sobrino de Fernando, un ícono del arte argentino, su vida se enmarca en un contexto de contribuciones significativas a la historia de Argentina, aunque su historia personal permanece menos documentada que la de sus antecesores más célebres.
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