El Éxodo Oriental, iniciado el 23 de octubre de 1811, fue una de las gestas más conmovedoras del Río de la Plata. José Gervasio Artigas, caudillo de la Banda Oriental, se negó a aceptar el armisticio entre el Triunvirato de Buenos Aires y el gobernador español Elío, que levantaba el sitio de Montevideo. En respuesta, encabezó una migración masiva hacia Entre Ríos, acompañado por más de 16.000 personas, entre soldados, familias, ancianos y niños. Artigas prefería llamarlo “migración” y no “éxodo”, subrayando su carácter voluntario y colectivo. La caravana cruzó el río Uruguay por diversos medios y se instaló en el campamento del Ayuí, bajo los palmares entrerrianos. Allí, el líder oriental actuó como juez, organizador y protector, impartiendo justicia y cuidando de su gente. Fusiló a quienes cometieron robos y se esforzó por aliviar las penurias de los desplazados. El escritor Juan Zorrilla de San Martín, en La epopeya de Artigas (1916), describió la marcha como una sinfonía de dolor y dignidad: carretas crujientes, niños jinetes, mujeres con lanzas, perros arriando ganado, y hombres vestidos con chiripás, vinchas y botas de potro. Era un pueblo en movimiento, soñando con volver a sus pagos libres del dominio español. El término “La Redota”, usado por los protagonistas, era una deformación popular de “derrota”, pero con sentido de retirada digna. En el Ayuí, Artigas mantuvo correspondencia con Paraguay, buscando alianzas federales. El campamento funcionaba como una ciudad improvisada, con organización interna, justicia y comunicación militar. Muchos de los niños que marcharon con Artigas se convertirían en milicianos y líderes locales en las décadas siguientes. #Éxodo1811 #ArtigasVivo #LaRedota #AyuíLibre #ScrollConHistoria #mendozantigua
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