El 5 de noviembre de 1810, la Primera Junta ordenó la creación de una fábrica de fusiles en Tucumán, en plena campaña del Ejército del Norte comandado por Manuel Belgrano. El proyecto fue confiado al alcalde salteño Clemente Zabaleta, y ejecutado por el militar austríaco Eduardo Kainnitz, Barón de Holmberg, quien instaló una maestranza de artillería que llegó a producir morteros, obuses, culebrinas, fusiles y armas blancas, esenciales para sostener la lucha en el Alto Perú. Holmberg diseñó y moldeó personalmente las piezas, aprovechando los metales disponibles en la región. Según Belgrano, “no necesitamos que nos traigan artillería de Europa”. La fábrica contaba con cuatro hornos, doce oficiales llaveros, seis forjadores, además de fundidores, limadores y peones. Se aplicaban técnicas similares a las de los fundidores de campanas, adaptadas para la producción bélica. Entre 1811 y 1812, se fabricaron: 75 fusiles, 10 carabinas, 89 baquetas. 44 cañones de fusil con recámaras nuevas. 268 llaves de fusil, 163 guarniciones completas. Más de mil armas de chispa reparadas. También se elaboraron espadas, sables y correajes El costo de cada fusil era de 24 pesos con 6 reales. Sin embargo, Belgrano denunció problemas de calidad, especialmente en las cartucheras, que no cumplían con los estándares necesarios para el combate. En 1812, las tropas realistas de Pío Tristán ocuparon Tucumán y desmantelaron la fábrica, arrojando los tornos y herramientas en pozos fuera de la ciudad. Tras la Batalla de Tucumán (24 de septiembre de 1812), los patriotas recuperaron parte del material y Belgrano solicitó al gobierno nuevos insumos: tornos, yunques y lingotes. El taller fue reactivado por Manuel Rivera, experto armero y padre de José Rivera Indarte, y recibió el apoyo de Domingo Matheu, quien envió maestros alemanes, tornos de mano y herramientas de precisión. La Maestranza de Tucumán funcionó hasta 1819, cuando problemas financieros obligaron a su cierre. Fue un ejemplo de ingenio patriota, capaz de sostener la guerra con recursos locales y talento técnico, en plena lucha por la independencia. #Scroll1810 | #MaestranzaDeTucumán | #ArtilleríaPatriota | #BelgranoForjador | #IndependenciaEnHierro #mendozantigua
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lunes, 3 de noviembre de 2025
🔧5 de Noviembre de 1810, Tucumán: La Maestranza que forjó la artillería de la independencia
El 5 de noviembre de 1810, la Primera Junta ordenó la creación de una fábrica de fusiles en Tucumán, en plena campaña del Ejército del Norte comandado por Manuel Belgrano. El proyecto fue confiado al alcalde salteño Clemente Zabaleta, y ejecutado por el militar austríaco Eduardo Kainnitz, Barón de Holmberg, quien instaló una maestranza de artillería que llegó a producir morteros, obuses, culebrinas, fusiles y armas blancas, esenciales para sostener la lucha en el Alto Perú. Holmberg diseñó y moldeó personalmente las piezas, aprovechando los metales disponibles en la región. Según Belgrano, “no necesitamos que nos traigan artillería de Europa”. La fábrica contaba con cuatro hornos, doce oficiales llaveros, seis forjadores, además de fundidores, limadores y peones. Se aplicaban técnicas similares a las de los fundidores de campanas, adaptadas para la producción bélica. Entre 1811 y 1812, se fabricaron: 75 fusiles, 10 carabinas, 89 baquetas. 44 cañones de fusil con recámaras nuevas. 268 llaves de fusil, 163 guarniciones completas. Más de mil armas de chispa reparadas. También se elaboraron espadas, sables y correajes El costo de cada fusil era de 24 pesos con 6 reales. Sin embargo, Belgrano denunció problemas de calidad, especialmente en las cartucheras, que no cumplían con los estándares necesarios para el combate. En 1812, las tropas realistas de Pío Tristán ocuparon Tucumán y desmantelaron la fábrica, arrojando los tornos y herramientas en pozos fuera de la ciudad. Tras la Batalla de Tucumán (24 de septiembre de 1812), los patriotas recuperaron parte del material y Belgrano solicitó al gobierno nuevos insumos: tornos, yunques y lingotes. El taller fue reactivado por Manuel Rivera, experto armero y padre de José Rivera Indarte, y recibió el apoyo de Domingo Matheu, quien envió maestros alemanes, tornos de mano y herramientas de precisión. La Maestranza de Tucumán funcionó hasta 1819, cuando problemas financieros obligaron a su cierre. Fue un ejemplo de ingenio patriota, capaz de sostener la guerra con recursos locales y talento técnico, en plena lucha por la independencia. #Scroll1810 | #MaestranzaDeTucumán | #ArtilleríaPatriota | #BelgranoForjador | #IndependenciaEnHierro #mendozantigua
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