martes, 27 de junio de 2017

📻 Mendoza en sintonía: la radio como ritual familiar y motor cultural en el siglo XX



Durante las décadas de 1940 y 1950, la radio mendocina se convirtió en el epicentro de la vida doméstica, cultural y comunitaria. En tiempos donde la AM (onda larga) era la única frecuencia disponible —la FM aún no había llegado—, las emisiones locales ofrecían una programación elemental pero profundamente significativa, con música, noticias, radioteatros y espacios de participación que reunían a familias enteras frente al receptor. La historia comenzó en Buenos Aires, cuando en 1920, Enrique Telémaco Susini y su grupo —los célebres “locos de la azotea”— transmitieron la ópera Parsifal desde el Teatro Coliseo, marcando el nacimiento de la radiodifusión argentina. En Mendoza, el desarrollo fue más lento: los primeros técnicos fueron contratados en la Capital Federal, hasta que aficionados locales aprendieron el oficio y comenzaron a operar las nuevas emisoras. LV10 Radio de Cuyo, inicialmente gestionada por el gobierno provincial, fue pionera en la región. Más tarde, bajo administración privada, incorporó artistas locales y adoptó un enfoque comercial. En 1939, Radio Aconcagua fue transferida al Estado nacional y se convirtió en la sede mendocina de Radio Nacional, destacándose por su programación artística y periodística bajo la dirección de Julio Pozo. La llegada de Radio Belgrano, El Mundo y Splendid desde Buenos Aires trajo modernidad y figuras nacionales, como Francisco Canaro, Juan D’Arienzo, Los Pérez García, Pepe Iglesias “El Zorro”, Fidel Pintos y Alberto Olmedo, que se sumaron a los talentos locales. En 1943, nació Radio Nihuil, que aún transmite desde Las Heras. Uno de los programas más queridos fue El trencito de los pedidos, conducido por Rodolfo Pierro en Radio Libertador, que recibía cientos de cartas diarias. Las famosas “Hermanitas Giaquinta” de Tupungato enviaban pedidos musicales y noticias del Valle de Uco, reflejando el vínculo emocional entre oyentes y emisoras. En las mañanas, los programas dedicados a las amas de casa como Mañanitas Mendocinas o Buen día Mendoza eran infaltables, mientras que La voz del deporte, dirigida por Hugo Magi, cubría el fútbol local. La radio también ofrecía información puntual con la sigla HTH (hora, tiempo y humedad), muy esperada por los oyentes. La radio era mucho más que entretenimiento: era un ritual cotidiano. Las familias se reunían frente al receptor —llamado “capilla” o “cajón”—, compartían mate y comentarios, y fortalecían lazos vecinales. En una época sin televisión ni redes, la radio fue el medio más moderno, confiable y cálido. #ScrollSonoro #MendozaEnAM #CapillaYMate #TrencitoDeLosPedidos #RadioConAlma #mendozantigua 

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