jueves, 2 de julio de 2020

El 2 de Julio de 1895, en Buenos Aires, moría un pionero de las intervenciones quirúrgicas y la implementación de la asepsia hospitalaria, ese día se apagaba prematuramente la vida de Ignacio Pirovano. (EH)

Nació el 23 de Agosto de 1844 en el seno de una familia de inmigrantes italianos dedicados a la platería. Ignacio estaba decidido a seguir la profesión de sus antepasados médicos que residían en Italia, pero las posibilidades económicas de sus padres no lo permitían por ello debía trabajar para costearse sus estudios. El destino lo cruzó con el Dr. Francisco Javier Muñiz, quién lo contrata para su farmacia, llegó a ser de tal confianza que en 1865 le ofrece ser practicante de campo en la guerra contra el Paraguay y en 1867 a la campaña contra el cólera. Terminados sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, en 1866 ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires. En 1872 se graduó sorprendiendo con su tesis Herniotomía sobre la extirpación de hernias, que presentaba un adelanto en relación a los métodos conocidos en la época. Por recomendación de Muñiz el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le concede una beca que le permite perfeccionarse en Francia bajo las órdenes de Claude Bernard y Luis Pasteur. Se contactó con Joseph Lister, quien le daría los fundamentos antisépticos que prevenían infecciones hospitalarias. De regreso a la Argentina con el título de grado de Universidad de París fue nombrado titular de la cátedra Histología y Anatomía Patológica, en la Universidad de Buenos Aires. Trajo el primer microscopio para la UBA e implementó el método antiséptico de Lister para los ambientes quirúrgicos que años antes Manuel Montes de Oca había intentado sin éxito. Se convirtió en un experto cirujano de cabeza, cuello y extremidades, en el apogeo de su carrera un cáncer de lengua acabó con su vida, solo tenía 50 años.

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