Esta frase es una expresión que refleja una preferencia por la comodidad y el placer, incluso si implica un comportamiento que se considera negativo o inmoral. Es una forma de decir que se busca una vida fácil y agradable, aunque implique no esforzarse en desarrollar cualidades positivas o virtudes. La frase sugiere un contraste entre la facilidad y el placer de un vicio (un hábito negativo) y la dificultad y la fatiga de practicar una virtud (una cualidad positiva). Se puede interpretar como una crítica a la sociedad moderna, donde la búsqueda de la comodidad y el placer fácil es más valorada que el esfuerzo por alcanzar la virtud y la integridad. Molière, el famoso dramaturgo francés, es conocido por expresar esta idea en sus obras, donde a menudo se critica la hipocresía y la superficialidad de la sociedad. Esta frase, que a menudo se atribuye a él, refleja su visión crítica de la naturaleza humana y sus tendencias hacia el vicio en lugar de la virtud.
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