martes, 7 de julio de 2020

El 7 de Julio de 1930, en Crowborough, Inglaterra, moría un médico y prolífico escritor de poesías, novelas históricas, policiales, teatro y relatos de ciencia ficción, ese día se apagaba la vida de Arthur Ignatius Conan Doyle, el creador del personaje de ficción Sherlock Holmes. (EH)



Doyle nació el 22 de mayo de 1859 en el número 11 de Picardy Place, en la ciudad escocesa de Edimburgo, creció en el seno de una familia católica irlandesa plagada de laureados artistas, dibujantes y caricaturistas, sin embargo el creciente alcoholismo de su padre hicieron que fuera deambulando por instituciones tutoras y casas de familiares. Familiares cercanos pagaron su educación que Arthur honró graduándose como médico con solo 22 años, fue en la Universidad de Edimburgo donde conoció al erudito y enigmático médico forense Joseph Bell, quién en su posterior actividad literaria le sirviera de inspiración para la creación de su mítico personaje, Sherlock Holmes. Inquieto y emprendedor, antes de recibirse ya publicaba cuentos y artículos médicos en el Chambers's Edinburgh Journal, luego de titularse se embarcó en un buque ballenero destinado al Artico para ejercer la medicina en condiciones desfavorables, basándose en esta experiencia escribió "The Captain of the Pole-Star" y "J. Habakuk Jephson's Statement". Entre sus actividades complementarias se transformó en futbolista semi profesional del Portsmouth Association Football Club y en una figura del Marylebone Cricket Club. En 1887 y sin muchas expectativas había creado el personaje de Sherlock Holmes en "Estudio en escarlata", pero poco a poco se transformó en su sello y por lo que se haría famoso, pese a obras como "La guerra de los Boers", que le valió ser nombrado Caballero, se lo conocía como "El padre de Holmes". Este encasillamiento lo frustraba, por lo que escribió "El problema final", una novela donde mata a Holmes, lo que nunca previó fue la reacción del público que lo inundó de cartas e increpaba en la calle por su decisión, finalmente retomó los relatos del detective aunque fechando las obras antes de su hipotética muerte. Al estallar la Primera Guerra Mundial se presentó en la oficina de reclutamiento pero lo rechazaron por su edad, a sus 55 años se sentía fuerte y vital, pero lo convencieron que sería mas útil escribiendo relatos que sirvieran de propaganda a la cauda británica. Su genialidad lo hacían interesante para otras personalidades, así fue que entabló amistades con Harry Houdini y Rudyard Kipling, autor de El libro de la selva. La muerte de su hijo Kingsley lo acercó al espiritismo y sintió la necesidad de estudiarlo, fruto de ello es su "History of spiritualism". la muerte lo encontró en Crowborough, Inglaterra, el 7 de julio de 1930, su cuerpo descansa en el cementerio de la iglesia de Minstead en New Forest en Hampshire.

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