martes, 22 de diciembre de 2020

'De acá para allá mío y de acá para allá tuyo'

Allá por el siglo XV, Dios tenía el título de propiedad de todo el mundo, el conocido y el por conocer. El Papa venía ser el locatario y las potencias el locador. Por eso cuando a alguno se le ocurría descubrir una isla o un continente necesitaba una bula papal para llevar sus muebles. Roma no era muy exigente, con que le aseguraran que sus habitantes fueran invitados a unirse a la fe católica les bastaba, eso si, si no querían a repartir garrotes. Hasta 1492 Portugal era quien se había hecho de los mejores terrenos, por el permiso de varios Papas se fue quedando con medio continente africano. Pero un día Colón puso patas para arriba el mercado inmobiliario mundial. El arreglo vigente entre España y Portugal no consideraba América: El Tratado de Alcáçovas se concentraba en los territorios africanos al sur de las canarias pero hacia el oeste había un vacío legal. Los portugueses se quisieron pasar de vivos y dijeron que todas las tierras al sur de las Canarias eran suyas. Los españoles tardaron en recuperarse de las carcajadas pero luego los madrugaron. Pidieron ayuda al Papa Alejandro VI, que casualmente era el valenciano Rodrigo de Borja. Al vaticano se le ametrallaron la bulas, 4 de un plumazo. Conocidas como "Las bulas alejandrinas" le daban la razón a España. Trazó la famosa línea alejandrina y determinó que todas las tierras descubiertas y por descubrir hacia el Occidente que estén a mas de 100 leguas a partir de las islas Azores, se las quedaba España. A Portugal le quedaba una gran cantidad de agua del Océano Atlántico. Portugal se tenía que apurar porque Colón ya había iniciado su segundo viaje y no sabía con que noticias se aparecería. Luego de 9 meses de tratativas y reuniones se llegó a un acuerdo que fue firmado en la ciudad de Tordesillas, región de Valladolid. Los delegados de ambas coronas se repartieron el nuevo mundo en nombre de los Reyes Católicos y Juan II de Portugal. En este nuevo acuerdo se cambió la delimitación de un paralelo que pasara por las Canarias a un meridiano situado a 370 leguas al oeste de las Islas de cabo verde. Toda tierra al oriente sería de Portugal y las situadas al occidente serían de dominio de España. Lo que los españoles ni sospechaban era la existencia de algún territorio al oriente de esa línea. Cuando Américo Vespucio, Diego de Lepe y Vicente Yáñez Pinzón le confirmaron la existencia de territorios al este de la línea de Tordecillas la corona española se quería arrancar los terciopelos

Fuente: Pequeñas Piezas de la Historia

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