El 22 de diciembre de 1989, en Berlín, se vivió un hecho histórico: tras más de 28 años de clausura, la Puerta de Brandenburgo volvió a abrirse como consecuencia de las rebeliones que sacudieron al bloque soviético y marcaron el comienzo de la reunificación alemana. La puerta había sido concebida en 1788, cuando el rey Federico Guillermo II de Prusia encargó al arquitecto Carl Gotthard Langhans una monumental entrada inspirada en la Acrópolis de Atenas. Con sus 65 metros de ancho y 26 de altura, columnas dóricas y relieves clásicos, se convirtió en un ícono neoclásico de la ciudad. En lo alto, la escultura de la cuadriga victoriosa de Johann Gottfried Schadow le otorgó un carácter épico. A lo largo de la historia, la Puerta sufrió múltiples avatares: en 1806, tras la batalla de Jena, Napoleón la llevó a París como trofeo de guerra, hasta que en 1814 fue recuperada y restaurada con la cruz de hierro diseñada por Karl Friedrich Schinkel. Durante la Segunda Guerra Mundial, tanto el pórtico como la cuadriga quedaron gravemente dañados. En 1956, se inició su restauración, pero bajo la condición soviética de eliminar la cruz, considerada símbolo del militarismo alemán. En 1961, la construcción del Muro de Berlín la dejó en la zona de exclusión, abandonada y convertida en frontera simbólica de la Guerra Fría. Finalmente, el 22 de diciembre de 1989, el canciller de Alemania Occidental Helmut Kohl cruzó los 200 metros desiertos hasta la Puerta, donde fue recibido por el primer ministro de Alemania Oriental Hans Modrow. Ese gesto selló el inicio de la reunificación alemana. Al año siguiente, se demolió el muro y el área del Tiergarten se transformó en un espacio de memoria y actos conmemorativos. Hoy, la Puerta de Brandenburgo se encuentra totalmente restaurada y es uno de los principales atractivos turísticos de Berlín, símbolo de paz y unidad. #PuertaDeBrandenburgo #ReunificaciónAlemana #CaídaDelMuro #Historia1989 #SímboloDeUnidad #Berlín #mendozantigua
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