El 22 de diciembre de 1870, en Madrid, falleció a los 34 años el poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer, nacido en Sevilla el 17 de febrero de 1836 bajo el nombre de Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida. Tomó el apellido “Bécquer” de su padre, el pintor José Domínguez Insausti, quien lo usaba como seudónimo. Huérfano de padre a los cuatro años y de madre poco después, quedó al cuidado de familiares y de su madrina Manuela Monnehay Moreno, cuya biblioteca le abrió las puertas a los clásicos de la literatura. Aunque mostró talento para la pintura, se inclinó definitivamente por las letras tras escuchar de su tío paterno la dura frase: “Tú no serás nunca un buen pintor, sino un mal literato”. Se trasladó a Madrid en busca de fortuna literaria, sobreviviendo con artículos periodísticos, comedias y zarzuelas. En 1857 fue diagnosticado con tuberculosis, lo que acentuó su pesimismo y lo alejó de los círculos culturales. Sin embargo, su obra “Historia de los templos de España” lo devolvió a la escena literaria. En 1858 conoció a su musa, la cantante de ópera Julia Espín, a quien dedicó sus primeras “Rimas” y “Cartas literarias a una mujer”. En 1861 se casó con Casta Esteban y Navarro, con quien tuvo tres hijos. Dos años después sufrió una recaída y se trasladó al Monasterio de Veruela (Zaragoza), donde escribió las célebres cartas reunidas en “Desde mi celda”. En su lecho de muerte pidió a su amigo Augusto Ferrán que quemara sus cartas y publicara su obra, convencido de que sería más reconocido tras su fallecimiento. No se equivocó: en 1871 sus escritos fueron publicados en dos volúmenes y recibieron la aprobación de la crítica y el público, convirtiéndolo en uno de los grandes poetas románticos de la literatura española. #BécquerEterno #Romanticismo #Rimas #DesdeMiCelda #HistoriaLiteraria #PoetaInmortal #mendozantigua
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