El 16 de abril de 1972 los medios comenzaron a
buscar desesperadamente a Mercedes Negrete, quien había acertado los trece números del Prode(Pronósticos
deportivos) y se había convertido en la primera ganadora del nuevo juego
popular. No era para menos esa búsqueda implacable ya que cobraría la
infartante suma de más de trescientos millones de pesos, un equivalente a
veintinueve millones de dólares, aproximadamente.
Grande fue la sorpresa cuando se enteraron que
Mercedes no era una señora sino un hombre: Mercedes Ramón Negrete, el primer ganador del Prode.
Ramón, de 26 años, había llegado de Paraguay en
1969 y trabajaba como obrero textil. Vivía con su novia, Fabiana López, de 22
años, en Vila Corina, un barrio humilde al sur del conurbano bonaerense. Ese
domingo, Negrete jugaba a las cartas con unos amigos, cuando la prima de su
novia fue a avisarle que por la radio y la TV estaban vociferando su nombre
como el único afortunado ganador del Prode. Mercedes Ramón, temblando y sin
poder creer lo que estaba ocurriendo, volvió a su casa, buscó la tarjeta, se
calzó su único traje y partió, junto con su hermano Cándido, hacia el canal 9
donde el animador Orlando Marconi no paraba de llamar al afortunado. Cuando
llegó a los estudios, tuvo que probar quién era porque todos seguían pensando
que el ganador era una mujer. Por fin, el periodista deportivo Pepe Peña, padre
del recordado Fernando Peña, presentó a Negrete. Y su vida cambió para siempre.
Comenzaron las giras por canales de televisión, programas radiales y hasta
entrevistas con los directivos del Banco Nación, donde depositaría el abultado
premio. Mercedes Negrete, desde aquel día, fue custodiado por el cónsul
paraguayo, Aníbal Gómez Núñez, y se mudó al edificio del consulado de su país.
Comenzó una vorágine ascendente en su vida que ni en sueños podría haber
imaginado. ¿Y Fabiana? Seguía esperando a su pareja. Desde la revolución que
significó en sus vidas haber ganado semejante suma no había podido volver a
reunirse con Ramón. Lo vio por última vez el miércoles después del sorteo del
Prode en el consulado. Según contó Fabiana, Negrete le había dicho que no se
preocupara, que con el premio iban a comprarse un departamento y vivir juntos. Eso
no ocurrió. Pasaron cuarenta y cinco días y "la gorda", como le
decían cariñosamente sus allegados, decidió pararse en la puerta del consulado
hasta ser atendida por su novio, aunque a esta altura sospechaba que ya no lo
era. No pudo verlo. El 10 de junio, Negrete viajó a Villa Fiorito para llevarle
medicamentos al hijo de un vecino que padecía leucemia y no podía costear el
tratamiento. En cuanto llegó, en un Chevrolet Impala descapotado, y luego de
entregar el medicamento, la gente del barrio comenzó a reunirse a los gritos,
recriminándole haber abandonado a Fabiana. Negrete tuvo que dejar el Impala,
abrirse paso entre la muchedumbre y escaparse en un colectivo. Dos días
después, Mercedes Ramón Negrete Santacruz (había decidido incorporar el
apellido materno en esta nueva vida) tuvo que comparecer en el Juzgado Civil Nº
1 a causa de la demanda que le entabló Fabiana López. La Gorda,
harta de perseguirlo, fue a la justicia a reclamar lo que ella consideraba que
le correspondía por haber sido su compañera aquellos años. Fabiana tenía al
público a su favor. Todos se sentían conmovidos por esta Cenicienta a la que le
robaron el zapatito justo antes de las doce. A la vez, Negrete se mostraba cada
vez más reticente a hablar con la prensa. El 15 de junio de 1972 por fin
volvieron a verse en los tribunales. La gente desbordaba el Palacio de Justicia
y la muchedumbre llegaba a la plaza. Cuando apareció Fabiana, se escucharon
gritos a coro: "¡No le aflojes! ¡Te tiene que dar tu parte!". La
expareja se reunió en el sexto piso a solas durante más de cinco horas. Al
salir, cada uno partió a su destino. Por separado. Negrete aceptó otorgar
17.200.000 pesos ley. Fabiana se quedaría con 10.800.000 y el resto sería
cobrado por el abogado de su ex novia. Fabiana López y Mercedes Negrete no
volvieron a verse. Fabiana se casó, tuvo hijos y rehízo su vida. Mercedes
Negrete, no pudo tolerar la presión de la fama y volvió a vivir a Paraguay.
Allí, él también rehízo su vida, en el campo, lejos de los flashes y la prensa,
esperando vivir tranquilo en el anonimato, y confiando en que, algún día, en la
Argentina olvidaran que él fue el primer gran ganador del Prode.
Por: Daniel Balmaceda
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