sábado, 20 de marzo de 2021

Lady Florence Norman, sufragista, en su moto-scooter en 1916, viajando a trabajar en oficinas en Londres donde era supervisora.

 (Foto: Paul Thompson / Getty Images)



Camino a Potrerillos. (Enero 2000) Provincia de Mendoza



Subiendo el Cerro de La Gloria, Nevada de 1936 (Parque General San Martín - Mendoza)



TAC Turismo los Lleva a Camboriú - Mar del Plata. (Enero de 2000)

$1 = U$U1 dolar




 

Bodega Arizu (1910 - Mendoza)



Vista de la Iglesia Parroquial, del departamento de La Paz (Mendoza, Abril 1947)



Banco Hipotecario Nacional, sucursal Mendoza. Ubicado en calle España y Gutierrez (Mendoza 1934)



Acto realizado en el Arco de Desaguadero (1936 Mendoza)



Tranvía recorriendo la Ciudad de Mendoza. (d. 1960) San José - Centro



jueves, 18 de marzo de 2021

La Tribuna Oficial del Hipódromo Argentino de Palermo. (en 1898) Av. del Libertador 410. CABA



El cañonero mejicano Morelos en el Puerto de Buenos Aires (1913)



Festejos en honor al nombramiento del nuevo Obispo de Cuyo José Américo Orzali. (1912) Provincia de Mendoza

Recepción en la Casa de Gobierno de Mendoza. En el centro el Gobernador Rufino Ortega (h), Monseñor Orzali, Señora María Luisa Quiroga de Ortega y el Ministro de Gobierno Joaquín Sayanca



Esta pérgola se ubicaba en la actual rotonda de la calesita. Los fines de semana tocaban orquestas en vivo y era un popular punto de reunión. Parque General San Martín. Ciudad de Mendoza (1920)



Calle Espejo y San Martín, ciudad Capital de Mendoza (Diciembre de 1977)



Hotel HUENTALA, inaugurado el 3 de Junio 1978. Ciudad de Mendoza



Obras de ampliación Capilla de la Virgen de Lourdes, del Challao, Las Heras (década de 1960) Provincia de Mendoza



Villa Eva Perón, actual Villa Las Cuevas (década 1950) Mendoza



Monumento al Ejercito de Los Andes (Canota), camino a Villavicencio. (década 1950). Provincia de Mendoza



Usina Eléctrica de Cacheuta, recién Inaugurada (Abril de 1926) Provincia de Mendoza



"Teodoro Dreyer, capitán del Monte Cervantes, dando sus últimas indicaciones mientras el barco se hunde". Ushuaia, 1930.



Caras y Caretas

"Flores, alegría y juventud", Buenos Aires 1936.




Ciudad de Nueva York por la noche ca. 1935.




Descanso principal de agua, Jamestown, Nueva York, 1919.




París, 1925.


Fuente Trafalgar, 1953. Londres.

Fotografía de Michael Leonard.

Ilustración de El Perito Moreno, por Mayol. (1898)



miércoles, 17 de marzo de 2021

Equipo de rodaje de la película, La Pícara Cenicienta. Productora Film Andes. Provincia de Mendoza (1951)

La pícara cenicienta es una película en blanco y negro de Argentina dirigida por Francisco Mugica sobre el guion de Rodolfo Manuel Taboada según la obra teatral Champagne Super, de Stephan Bekeffi y Adorjan Stella que se estrenó el 14 de agosto de 1951 y que tuvo como protagonistas a George Rigaud, Margot Cottens, Osvaldo Miranda, Golde Flami y Marcos Zucker.



Monumento a Aberastain, en la Plaza del mismo nombre. Ciudad de San Juan (1951)



El kiosco de música, en la rotonda del Parque General San Martín. Ciudad de Mendoza (1910)



Edificio de la jefatura Política del Departamento de Lavalle (Mendoza 1924)



Imagen que muestra parte del campo de deportes del Club Deportivo Barrio Supe Sur, inaugurado en Marzo de 1976. (Godoy Cruz - Mendoza)



Vehículos Adquiridos por el Municipio de Lujan de Cuyo. (Octubre de 1969) Mendoza



Imagen del centro de Mendoza, Diciembre de 1968, se retiran las vías de Tranvia



Acto de Inauguración de la Comisaría Seccional 32, ubicada en el departamento de San Rafael (Marzo de 1962)



Obras de demolición en el edificio que ocupó hasta 1955 el Museo de Historia Natural, Juan Cornelio Moyano, en calle Belgrano



Nueva York, 1956. Fotografía de Leonard Freed.




Máquina andante de la Oficina Nacional de Normas (para probar el uso de zapatos), 1937.




Quinta de Francisco Uriburu en Villa Elisa, s/f.




Betty Burden, una dependienta en Birmingham, hablando con un chico del barrio desde la ventana de la casa familiar, 1951.




Niños dedicados al juego en la calle"


Biblioteca del Congreso. Un detalle de la sección Autores Generales. Buenos Aires, Noviembre de 1917.



martes, 16 de marzo de 2021

Plaza 9 de Julio. Ciudad de Salta (1960)



Subiendo El Cerro de La Gloria (fecha desconocida) Parque General San Martín. Ciudad de Mendoza



Club Mendoza de Regatas (década de 1950)



Publicidad Gráfica de Rastrojero Sedan 4 Puertas S-73 (Marzo 1976, Mendoza)



Esperando el Micro. Ciudad de Mendoza (Enero 1980)



Talleres de la Dirección General de Obras Públicas, Fundición. (1920) Mendoza



Martina Chapanay, la bandida rural y montonera

Nació en el valle de Zonda, en San Juan de Cuyo, en 1800.  Hija de Chapanay, último cacique huarpe de ese lugar, y de Mercedes González, una cautiva blanca robada a fines del siglo XVIII.  El vocablo “Chapanay” se debe interpretar así: “chapad”, pantano, y “nai”, negación; por lo tanto: lugar donde no hay pantanos.  Desde niña sintió atracción por las tareas propias de los hombres de su condición: fue jinete, baquiana y rastreadora habilísima.  Adquirió asimismo gran capacidad en el arte del cuchillo, del lazo y de las boleadoras.  Sus cualidades de destreza, audacia y valentía no fueron obstáculo para que se transformara en una mujer atractiva que “reinaba en los corazones” y era “admirada y respetada por cierta conducta recatada”. En 1822, durante uno de sus viajes al Pueblo Viejo (Concepción) con objeto de vender mercaderías, Martina Chapanay conoció a quien tendría trascendente participación en su vida.  Había ido a una de las mejores pulperías de la ciudad a vender unos porrones de “aloja” y adquirir un poco de azúcar, yerba y tabaco; al salir con su compra del local casi se lleva por delante a un mozo que entraba en esos momentos.  Tratábase de un gaucho joven, agraciado, fuerte, de mirada inteligente, bronceado por el sol y con aire de forastero.  Martina le pidió disculpa, acompañando su excusa con una sonrisa, desacostumbrada en ella; el desconocido le hizo un tímido saludo con la cabeza, en señal de sorpresa admirativa, permaneciendo al principio como asombrado, corriendo luego a remover los cueros que cubrían el hueco abierto de la puerta del local para facilitar su salida. Poco después preguntaba al pulpero sobre la joven, se enteró que era la hija del cacique Chapanay.  Quiso gustar el brebaje llevado por la muchacha, que el pulpero le mostró, logrando que éste le sirviese una copa, que le gustó.  El paisano se dirigió al día siguiente a Zonda donde se reunió con el padre de Martina para informarle que Quiroga lo enviaba desde su patria chica, La Rioja, para invitarlos a participar en las montoneras que estaba reuniendo, con hombres de allí y de los pueblos hermanos, para defender la libertad de todos los hombres de esas regiones.  El propósito de salir a la lucha, en esos momentos precisos que la patria debía organizarse, en procura de un gobierno que los protegiese a todos contra las injusticias y abusos a que estaban reducidos desde hacía mucho tiempo, era justo y honroso. Martina siguiendo sus huellas, se enroló en el ejército de Facundo Quiroga, interviniendo posteriormente en todos los combates de la campaña del riojano.  Guerreó a favor de los caudillos que en las provincias encarnaron los anhelos populares. Pedro D. Quiroga refiere que Martina “en la mitad de su carrera tuvo que lamentar la pérdida de su compañero que había perecido en la batalla de la Ciudadela en el Tucumán…”. En efecto, uno de los jefes de la montonera de Facundo Quiroga, el intrépido comandante de gauchos consorte de Martina, perdió la vida al lanzarse en una violenta arremetida contra una línea de bayonetas del enemigo, a la que consiguió quebrar; a poco de haber obtenido ese resultado fue rodeado por milicos de infantería, y en una lucha desigual, que pudo haber prevenido, le mataron el caballo, que le arrastró a tierra, en donde le acosaron sus enemigos, ultimándole con un bayonetazo fatal. Muerto su consorte, en la Ciudadela, el 4 de noviembre de 1831 y asesinado Quiroga en Barranca Yaco (1835), Martina Chapanay regresó al hogar paterno en Zonda Viejo, que encontró abandonado: los miembros de la pacífica y laboriosa tribu habían sido muertos y robados por el blanco, otros murieron reclutados en los ejércitos y los restantes se refugiaron en la serranía. El constante clima de guerra y, en consecuencia, el cierre de establecimientos, habían separado del trabajo a los hombres, y las provincias no pudieron dar a la masa desocupada el sustento necesario.  Malogrado el hábito del trabajo, se originaron las bandas nómadas aplicadas al atraco de la propiedad ajena.  Martina, asilada en los montes, y acorralada por la miseria, se convirtió en jefe indiscutida de una de ellas, siendo repartido el producto de sus robos entre los pobladores más humildes.  Más tarde, se enroló en las huestes del gobernador y caudillo sanjuanino, general Nazario Benavídez, comportándose gallardamente en el combate de Angaco (6 de agosto de 1841) y también en el de La Chacarilla en donde dicho general, favorecido por un fuerte viento Zonda, atacó sorpresivamente a las tropas unitarias del Gral. Mariano Acha que habían acampado en este lugar después de haber vencido a las fuerzas federales en la Batalla de Angaco.  Su participación en las fuerzas federales, en defensa de la provincia de San Juan, junto al gobernador, demostró un deseo de exponer la vida en apoyo del sentir popular de Cuyo en esa contienda civil.  Asesinado Benavídez, en 1858, Martina Chapanay volvió a  asumir la dirección de una cuadrilla de bandoleros.  Poco tiempo después, abandonó esa vida,  acompañando al caudillo Angel Vicente Peñaloza en su última y desgraciada lucha en defensa de los fueros riojanos. Pasó sus últimos años arriesgando su vida en salvaguardia y beneficio de su “patria chica”.  Campeó contra las arbitrariedades en provecho de la comunidad, prevaleciendo en ella un deseo constante de hacer el bien al prójimo.  Sus hazañas fueron incontables y heroicas.  Llegó a tener una reputación extraordinaria como benefactora tutelar de los viajeros, y prestó grandes servicios a los hacendados. Sin embargo, en los finales de su vida, Martina tuvo actitudes poco felices.  Pedro D. Quiroga dice que: “en las últimas campañas de Peñaloza, ha figurado siempre en la escolta de éste, desempeñando con habilidad la delicada misión de “espía”.  Pero una vez concluida la montonera con la muerte del caudillo, tuvo la previsión de fijar su domicilio en el Valle Fértil, y se ocupaba en dar aviso a las autoridades de todas las intentonas que meditaban los montoneros que habían quedado por entonces dispersos en pequeños grupos asolando las poblaciones de la campaña de la provincia de San Juan”. Murió en Mogna, absuelta de sus pecados por el cura párroco de Jachal, que también se ocupó de su entierro.  Su tumba ha sido observada por el historiador Marcos estrada en el cementerio viejo de Mogna: “Una cruz de madera, hincada en el suelo, señala el lugar consagrado en donde descansan los restos de una mujer argentina que sobrevivió la tragedia de su época y supo salvarse del naufragio, resucitando a la inmortalidad”. Lamentablemente no se conoce ningún retrato o ilustración de Martina Chapanay, pero sí nos queda la descripción que Marcos Estrada hace de ella: “de estatura mediana, ni gruesa ni delgada, fuerte, ágil, lozana, mostraba un raro atractivo en su mocedad.  Parecía más alta de su talla: su naturaleza, fuerte y erguida, lucía además un cuello modelado.  Caminaba con pasos cortos, airosa y segura.  Sus facciones, aunque no eran perfectas, mostraban rasgos sobresalientes; su rostro delgado, de tez oscura delicada, boca amplia, de labios gruesos y grandes, nariz mediana, recta, ligeramente aguileña, algo ancha –mayormente en las alas-, pómulos visibles, ojos relativamente grandes, algo oblicuados, garzos, hundidos y brillantes, de mucha expresión, que miraban con firmeza entre espesas pestañas, cejas pobladas, armoniosas, y cabello negro, lacio, atusado a la altura de los hombros.  Su fisonomía era melancólica; podía transformarse en afable, por una sonrisa, dejando visibles dos filas de dientes muy blancos.  A pesar de que su continente era enérgico, había en él un sello de delicada feminidad.  Su carácter, algunas veces alegre, era no obstante taciturno, magnánimo, solía transformarse en irascible, y hasta violento, ante el menor desconocimiento a su persona.  El timbre de su voz era más bien grave, que lo hacía esencialmente expresivo.  Animosa y resuelta, no le fatigaban los grandes viajes ni el trabajo incesante; aguantaba insensible el frío y el calor, y resistía sin lamentaciones el sufrimiento físico”.

Fuente: https://hugoolaguna.wordpress.com/



Fotografía aérea de un sector del área fundacional de la Ciudad de Mendoza (1991)

Escala aproximada 1:3000. Apréciese el predio que albergó el Cabildo de Mendoza, entre los hoy denominados Plaza Pedro del Castillo -antigua Plaza Principal- y Canal Cacique Guaymallén -antiguo Zanjón-.Foto cortesía de la Dirección Provincial de Catastro, División Fotogrametría (proceso técnico Sr. José Carretero).



Equipo de Film Andes, filmando en una calle de la ciudad de Mendoza (d.1950)

 Proyecto Celuloide



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...