viernes, 9 de marzo de 2018

Efemérides. 9 de marzo de 1811: Se libra la batalla de Tacuarí, entre el ejército patriota comandado por el general Manuel Belgrano y las tropas realistas, en la actual ciudad paraguaya de Carmen del Paraná.


Parte del combate de Tacuarí. Itapúa, 11 de mayo de 1811.
Documentos Escritos. Sala X-23-2-6

Transcripción:
"Excelentísimo Señor

Mis atenciones infinitas, y el orden de las cosas, no me han dado lugar a dar parte a V. E. del ataque que sufrí el día 9 del corriente.
Al bajar la aurora principió el enemigo a batir el Paso del Tacuarí con cuatro piezas de a 8 y 6 con un fuego vivo y constante; a la hora me dieron parte de que el enemigo había pasado el Arroyo expresado que mi flanco derecho y que venía avanzando: envié instantáneamente al Mayor General Machain con 30 granaderos, la Compañía de Sarasa, y una de Naturales que estaba agregada a ella, con 2 piezas de a 2 para que le hiciera frente, y la Caballería de la Patria a cargo de Don Diego Balcarce.
Mientras sostenía lo del paso con cuatro piezas, y el resto de la Infantería compuesta de dos compañías de Naturales, la de Arribeños, y algunos Granaderos, procurando ahorrar tiros y solo dirigirlos con aprovechamiento.
El fuego seguía con viveza en el centro y flanco derecho de parte a parte, cuando me avisaron que por el flanco izquierdo que lo cubría el Arroyo nominado habían cuatro botes con canoas gente armada; inmediatamente mandé al Mayor de Detall Don Celestino Vidal con la poca gente que tenía, y al Capitán Campos de Arribeños a que rechazaran al enemigo, valiéndose de la posición ventajosa que teníamos.
Por el centro y flancos no cesaba el estruendo de artillería, y en los últimos el de fusilería cuando me mandó el Mayor General una de las piezas de a 2, cuyo montaje se había descompuesto pidiéndome una de a 4, la envié mientras se componía aquella, la que se verificó; pero volvió a descomponerse, y la trajeron al campamento quedándose la de a 4.
Desgraciadamente el flanco derecho era atacado por tres mil cuatrocientos hombres que avanzando con energía y valor con seis piezas de a 4, 3 y 2 se mezclaron con los nuestros y cayó prisionera la División de Machain con las dos piezas que tenía, el carro capuchino y una carretilla de municiones, exceptuando los oficiales Capitán Cabrera de Pardos, Capitán Vázquez, Capitán Ramos, de Artillería que con algunos soldados denodados se abrieron camino por entre los enemigos hasta el campamento.
Más felices por el flanco izquierdo, los fuegos bien dirigidos al mando de Vidal, Campos, Sosa, y Villegas, mataron a los de las canoas, ahuyentaron a los botes y se apoderaron de aquellas: el centro se conservaba intransitable al enemigo, y aun sus fuegos los habían hecho abandonar su proyecto de ataque.
Sabida por mi la desgraciada perdida de la División del flanco derecho me preparé a contener al enemigo por esta parte con dos pieza de a 4, 135 fusiles únicos que me quedaban y cien hombres Caballería entre Veteranos y Milicianos dejamos el centro que era el paso con 25 hombres apenas de Infantería y una pieza de a 4 al mando del Sargento Raigada porque los demás llenos de cobardía y vileza me abandonaron huyéndose vergonzosamente.

El Gral. contrario creyó ya todo mi campamento en su poder con la victoria que había conseguido en el flanco derecho y me envió un oficial parlamentario a intimarme la rendición a discreción porque de no sería pasado a cuchillo con el resto de tropa que me quedaba. Comenté que por primera y segunda vez había alto a sus intimaciones que las armas de S. M . el señor Don Fernando VII no se rendían en nuestras manos y que avanzara cuando gustase.
Mientras se restituía el parlamento a su campamento corrí mi única fila de Infantería se situaron los dos cañones y hable a la gente que estaba con el mayor entusiasmo guiada de Vidal, Campos, Vásquez, Aldao, Sosa, Villegas, Arenasa, Firibé y otros Naturales y la Caballería al mando de Rambla, Núñez y Conefa y el capitán de milicias.
Llegando al Parlamento el enemigo empezó a avanzar y puesto a los tiros de nuestros cañones, mandé se les hiciera fuego que desempeñaron con acierto. Don Lorenzo Sotomayor, y el alférez de caballería de los Patria Santa María con su comandante García e inmediatamente a mi edecán Don Pedro Ibáñez que avanzase hasta rechazarlo o contenerlo; lo ejecutó con entereza y valor, y admira Señor Excelentísimo el denuedo de los 135 bravos que me acompañaban: avanzaron con el mayor orden hasta bajo los fuegos del enemigo, e hicieron los suyos con viveza y logrando recostarlos a los Bosques, mandé que se retirasen, vista ya su fatiga y cansancio.
Pero viendo lo que era indispensable otra mayor efusión de sangre, y que mis cortas fuerzas podían ser envueltas por el crecido numero de los contrarios que ya me tenían tomado el único camino de retirada, aprovechándome del asombro que les causó el valor de los nuestros, y su decidida idea de perecer con su General antes que rendirse: envié de parlamentario al Intendente del Ejército Don José Álvaro Calcena y Echeverría, a decir al General que no había venido a conquistar el Paraguay, sino a auxiliarlo, como antes le había manifestado, que me era dolorosa la efusión de sangre entre hermanos o parientes y paisanos que cesasen las hostilidades y repararía el Paraná con mi ejército.
La contestación del General Don Manuel Cabañas consta del documento nº1 como igualmente la respuesta que le di a ella, y principio a una negociación, de que oportunamente instruiré a V.E.
Sin embargo de que el fuego del contrario duró desde rayar el día como antes he (…) hasta cerca de la una de la tarde, bien que con algunos cortos intermedios, solo cuento once muertos y 12 heridos.
Ignoro la perdida del enemigo; pero si sé que se lamenta de ella, como a mi me ha sucedido, pues son unos hermanos engañados, y se los he expuesto en las conversaciones que he logrado tener con ellos, a la par que los oficiales y tropas que con la franqueza mutua que ha habido.
En consecuencia de la palabra dada, ayer a las tres de la tarde si principio a mi marcha, y al pasar por el campamento de nuestros hermanos del Paraguay, precedido el recado de atención hicieron todos los honores debidos a la alta representación que me reviste; salió el General Don Manuel Cabañas, su Segundo Don Juan Manuel Gamarra a recibirme, y acompañarme con toda su oficialidad hasta cerca de una legua donde nos despedimos con la mayor cordialidad, y merecí los respetos de todos en general y particular, a la par que los oficiales y tropa de la patria de los de su Ejército.
Dios Guíe a V.E. muchos años. Itapúa. 11 de marzo de 1811.

Excelentísimo Señor
Manuel Belgrano"

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