En los campos de Benito Juárez, Buenos Aires, el Cantón San Antonio custodiaba la frontera de Tandil con 150 hombres. A inicios de septiembre, fuerzas indígenas lideradas por Calfucurá atacaron estancias cercanas. Ante la amenaza, el coronel Bartolomé Mitre ordenó enviar refuerzos: Nicanor Otamendi con 80 soldados y Cayetano Ramos con 50 húsares. El 11 de septiembre, Otamendi llegó al cantón, ya abandonado, y se atrincheró con sus tropas. Al amanecer del 13 de septiembre, más de 2.000 guerreros rodearon el corral. Tras rechazar una propuesta de rendición, Otamendi ordenó estaquear al emisario indígena. La batalla fue brutal: los caballos descontrolados dificultaron la defensa, y los atacantes lograron penetrar el corral. Otamendi, herido de muerte, resistió hasta el final. Su segundo, Ramos, intentó abrirse paso, pero también cayó. Uno a uno, los soldados fueron abatidos en combate cuerpo a cuerpo. Solo cuando todos yacían muertos, cesó la lucha. Los cuerpos fueron saqueados, y sus ropas llevadas como trofeos a las tolderías. El gobierno de Buenos Aires, presidido por Pastor Obligado, declaró a los caídos “beneméritos entre sus hijos” y envió condolencias al padre de Otamendi, quien expresó su dolor y orgullo por la valentía de su hijo. Este episodio, símbolo de coraje y sacrificio, invita a recuperar la memoria de quienes defendieron la patria con honor. Que las escuelas argentinas transmitan estas historias como ejemplo de valores éticos, tesón y amor por la tierra. #EscuadrónInmolado #SanAntonioDeIraola #HistoriaArgentina #HéroesOlvidados #BatallaDe1855 #MemoriaMilitar #NicanorOtamendi #ValorYHonor #PampaTrágica #PatrimonioHistórico #Mendozantigua
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