lunes, 22 de septiembre de 2025

🌊 Ámsterdam en 1890 – Canales, memoria y transformación


Durante los siglos XVII y XVIII, Ámsterdam fue una de las ciudades más ricas y poderosas del mundo, gracias al comercio marítimo, la banca y la expansión colonial. Los canales —como el Herengracht, Keizersgracht y Prinsengracht— fueron diseñados como cinturones concéntricos para organizar el crecimiento urbano y facilitar el transporte de mercancías. Sin embargo, hacia 1890, la ciudad había perdido protagonismo internacional. Las guerras con Inglaterra y Francia, sumadas a crisis económicas, marcaron el fin de su esplendor comercial. La imagen muestra el Oudezijds Achterburgwal, uno de los canales más antiguos, excavado en el siglo XIV como foso defensivo y vía comercial. En 1890, estos canales aún eran funcionales, pero muchos estaban deteriorados, usados como cloacas abiertas o rutas marginales. A pesar de ello, conservaban su belleza arquitectónica: casas estrechas de mercaderes, fachadas con gabletes escalonados, y reflejos que duplicaban la ciudad en el agua. A partir de 1900, Ámsterdam comenzó a recuperarse gracias a: La llegada del ferrocarril, que conectó la ciudad con el resto de Europa. La apertura de museos como el Rijksmuseum (1885) y el Stedelijk Museum (1895). La expansión de barrios como Plantage y la modernización del sistema de agua y alcantarillado. Esta fotografía, conservada por el Hulton Archive/Getty Images, no solo retrata una calle junto al canal: muestra la vida cotidiana de una ciudad que, aunque en declive, mantenía su estructura urbana intacta. Los niños, los reflejos, las fachadas y el ritmo pausado evocan una Ámsterdam que aún respiraba historia.

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