lunes, 8 de septiembre de 2025

🚂 Los Ingleses y los Ferrocarriles Argentinos: inversión, expansión y dependencia


El desarrollo del sistema ferroviario argentino en el siglo XIX estuvo profundamente vinculado a la expansión económica británica, impulsada por la Revolución Industrial. Con una producción que excedía su mercado interno, Gran Bretaña buscó nuevos destinos para sus manufacturas y capitales, encontrando en Argentina un terreno fértil para sus intereses. Tras la batalla de Caseros y la consolidación del poder de Bartolomé Mitre, se promovieron obras públicas y líneas férreas que atrajeron inversiones extranjeras. Entre 1862 y 1875, los capitales británicos destinaron más de 23 millones de libras esterlinas a diversos sectores: ferrocarriles, bancos, tranvías, saladeros, minas, obras de gas y telégrafos. Durante la presidencia de Julio Argentino Roca, Argentina contaba con 10 líneas ferroviarias: tres estatales, tres provinciales y cuatro privadas con capital británico, que operaban bajo garantía estatal. La expansión del Ferrocarril del Sud y la creación del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico en 1882 reflejan el dinamismo de estas inversiones. Entre 1883 y 1885, surgieron tensiones entre el gobierno argentino y la empresa inglesa del Ferrocarril Central Argentino por el cumplimiento de cláusulas de garantía. Finalmente, en 1885, se acordó abolir el sistema de garantías, liberar tarifas y fijar el capital de la compañía en 2.220.000 libras esterlinas, consolidando su autonomía financiera. Hacia 1886, las líneas estatales y británicas tenían extensiones similares, pero las nacionales eran 20% más económicas y mostraban mejor administración. Sin embargo, la dependencia estructural persistía: el Estado subsidiaba líneas británicas y enfrentaba obstáculos logísticos impuestos por ellas. Más allá de las concesiones —como tierras gratuitas, exenciones fiscales y garantías de dividendos— lo que realmente motivó a los británicos fue el negocio paralelo: la venta de sus propios productos. Las compañías ferroviarias inglesas importaban desde locomotoras hasta ladrillos, y el carbón británico se convirtió en insumo esencial del sistema. Como señaló el diplomático británico Thornton en 1862, el ferrocarril era una vía para abrir mercados a las manufacturas inglesas. Así, el sistema ferroviario argentino se transformó en un engranaje más de la economía británica, subordinando al país a la lógica de una “inmensa granja del taller inglés”. #FerrocarrilesArgentinos #InversiónBritánica #HistoriaEconómica #DependenciaColonial #InfraestructuraHistórica #ArchivoNacional #PatrimonioIndustrial #Mendozantigua 

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