Esa imagen de 1884, con un visitante solitario entre las columnas del Templo de Apolo en Corinto, no solo captura la melancolía de las ruinas, sino también el umbral de una nueva era arqueológica. En 1884, el Templo de Apolo se alzaba como un vestigio solitario sobre la colina que dominaba la antigua ciudad de Corinto, en el Peloponeso griego. Aún no se habían iniciado las excavaciones sistemáticas, y las siete columnas dóricas que permanecían en pie eran las únicas señales visibles de una civilización enterrada bajo siglos de polvo y silencio. La fotografía, tomada doce años antes del inicio de los trabajos arqueológicos, muestra a un visitante contemplando el templo en soledad. Es una escena cargada de simbolismo: el ser humano frente a la grandeza perdida, en diálogo con el tiempo. En 1896, arqueólogos estadounidenses con sede en Atenas comenzaron las excavaciones en el sitio de la antigua Corinto. Lo que descubrieron fue asombroso: Templos adicionales, incluyendo el de Afrodita en el Acrocorinto. Villas romanas, con mosaicos y patios. Un teatro, tiendas, baños públicos, fábricas de cerámica, un gimnasio y un arco de triunfo monumental. Restos de la ágora, la estoa norte y estructuras administrativas. Estos hallazgos confirmaron que Corinto fue una ciudad clave en el mundo antiguo, tanto en la época griega como romana, con una intensa vida comercial, religiosa y cultural. El Templo de Apolo fue construido originalmente entre 650 y 625 a.C., durante el gobierno del tirano Cípselo. Fue destruido en el 580 a.C. y reconstruido entre 560 y 540 a.C.. De estilo dórico, con columnas monolíticas de piedra caliza, tenía una planta períptera (rodeado de columnas), con proporciones robustas y sobrias, propias del período arcaico2. Durante el dominio romano, Corinto fue arrasada en el 146 a.C., pero el templo sobrevivió parcialmente y fue restaurado en el 44 a.C. En época otomana, se construyó una residencia sobre sus ruinas, lo que provocó la demolición de parte de la columnata oriental. Esa imagen de 1884 es más que una postal: es el instante previo al redescubrimiento de una ciudad que había sido faro del Mediterráneo. #Corinto #Apolo #Ruinas #GreciaAntigua #Templo #HistoriaViva #Patrimonio #Arqueología #MemoriaClásica #ViajeEnElTiempo #Mendozantigua
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miércoles, 17 de septiembre de 2025
🏛️ Templo de Apolo – Corinto antes de las excavaciones (1884). Atenas - Grecia
Esa imagen de 1884, con un visitante solitario entre las columnas del Templo de Apolo en Corinto, no solo captura la melancolía de las ruinas, sino también el umbral de una nueva era arqueológica. En 1884, el Templo de Apolo se alzaba como un vestigio solitario sobre la colina que dominaba la antigua ciudad de Corinto, en el Peloponeso griego. Aún no se habían iniciado las excavaciones sistemáticas, y las siete columnas dóricas que permanecían en pie eran las únicas señales visibles de una civilización enterrada bajo siglos de polvo y silencio. La fotografía, tomada doce años antes del inicio de los trabajos arqueológicos, muestra a un visitante contemplando el templo en soledad. Es una escena cargada de simbolismo: el ser humano frente a la grandeza perdida, en diálogo con el tiempo. En 1896, arqueólogos estadounidenses con sede en Atenas comenzaron las excavaciones en el sitio de la antigua Corinto. Lo que descubrieron fue asombroso: Templos adicionales, incluyendo el de Afrodita en el Acrocorinto. Villas romanas, con mosaicos y patios. Un teatro, tiendas, baños públicos, fábricas de cerámica, un gimnasio y un arco de triunfo monumental. Restos de la ágora, la estoa norte y estructuras administrativas. Estos hallazgos confirmaron que Corinto fue una ciudad clave en el mundo antiguo, tanto en la época griega como romana, con una intensa vida comercial, religiosa y cultural. El Templo de Apolo fue construido originalmente entre 650 y 625 a.C., durante el gobierno del tirano Cípselo. Fue destruido en el 580 a.C. y reconstruido entre 560 y 540 a.C.. De estilo dórico, con columnas monolíticas de piedra caliza, tenía una planta períptera (rodeado de columnas), con proporciones robustas y sobrias, propias del período arcaico2. Durante el dominio romano, Corinto fue arrasada en el 146 a.C., pero el templo sobrevivió parcialmente y fue restaurado en el 44 a.C. En época otomana, se construyó una residencia sobre sus ruinas, lo que provocó la demolición de parte de la columnata oriental. Esa imagen de 1884 es más que una postal: es el instante previo al redescubrimiento de una ciudad que había sido faro del Mediterráneo. #Corinto #Apolo #Ruinas #GreciaAntigua #Templo #HistoriaViva #Patrimonio #Arqueología #MemoriaClásica #ViajeEnElTiempo #Mendozantigua
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