miércoles, 3 de septiembre de 2025

“Fruticultura en Mendoza, 1952: trabajo, tradición y comunidad”


En 1952, la fruticultura mendocina vivía un momento de consolidación dentro del proceso de diversificación agrícola que había comenzado décadas antes. Encajonar frutas —como se observa en la imagen era parte esencial de la cadena productiva, que combinaba saberes rurales, trabajo familiar y una creciente tecnificación. Desde los años 30, Mendoza buscó ampliar su matriz productiva más allá de la vitivinicultura. La fruticultura —manzanas, duraznos, peras, ciruelas— se convirtió en una alternativa estratégica. Mujeres, niños y familias completas participaban en tareas como la cosecha, selección y encajonado de frutas. Estas labores se realizaban en quintas y chacras, muchas veces de forma manual y comunitaria.  El encajonado era clave para preservar la fruta y facilitar su transporte hacia mercados locales y nacionales. Se utilizaban cajones de madera, etiquetas artesanales y técnicas de embalaje que combinaban eficiencia y estética. El Estado provincial y nacional promovía la fruticultura mediante capacitación técnica, control sanitario y apoyo a cooperativas.  Las imágenes de la época  revelan una dimensión visual y simbólica del trabajo rural: sombreros anchos, canastos, gestos concentrados. Son escenas que evocan esfuerzo, dignidad y pertenencia. Encajonar no era solo preparar la fruta para su venta. Era también un ritual de cierre de ciclo, una práctica que reunía saberes transmitidos entre generaciones. Cada cajón llevaba consigo el clima, el suelo, el cuidado y la historia de quienes lo llenaban. #FruticulturaHistórica #Mendoza1952 #TrabajoRural #MemoriaProductiva #CosechaConIdentidad #ArchivoVisual #PatrimonioAgrícola #EncajonandoFrutas #HistoriaDelCampo #Mendozantigua. Crédito Fotográfico: Archivo General de la Nación

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